“La salud de una persona depende más del código postal que del código genético”

El Consejo de Salud del barrio del Gancho ha puesto en marcha ‘El semáforo de San Pablo’, una iniciativa para evaluar distintos ítems que afectan a la salud de los vecinos.

Presentación de 'El semáforo de San Pablo', en el Consejo de Salud
“La salud de una persona depende más del código postal que del código genético”
Consejo de Salud del Gancho

En San Pablo quieren conocer cuál es el estado de salud de sus vecinos. Para ello, se busca ir más allá de las consultas médicas y poner el foco en las características del barrio que afectan de manera directa al bienestar de los residentes. El Consejo de Salud del Gancho, integrado por el centro de salud de San Pablo, los servicios sociales municipales, Cáritas, Médicos del Mundo y Amediar, ha puesto en marcha ‘El semáforo de San Pablo’, una iniciativa para evaluar en rojo (negativo), ámbar (intermedio) y verde (positivo) distintos ítems, como los equipamientos, las condiciones de las viviendas o la seguridad de las calles.

“Todo surgió cuando vimos que el consejo, a pesar de ser un órgano de participación, a veces no acababa de convertirse en un espacio real de reflexión sobre las necesidades del barrio”, cuenta Rosa Macipe, pediatra del centro de salud e integrante del consejo.  Con la idea de trazar una mirada de San Pablo en clave de salud, una comisión se está encargando de recoger la información de los vecinos y ver qué aspectos habría que mejorar y qué fortalezas habría que potenciar para aumentar la calidad de vida.

El objetivo es llegar a todo tipo de vecinos, sin importar su sexo, edad o situación socioeconómica. Para ello, se han repartido encuestas en formato físico en Cáritas, servicios sociales, el centro de salud, los colegios, farmacias, comercios, centros de ancianos e incluso bares. Además, las preguntas se han lanzado vía online a través de la página web del Plan Integral del Casco Histórico, que participa activamente con la iniciativa.

Los organizadores de ‘El semáforo de San Pablo’ recalcan que “muchos vecinos, cuando piensan en su salud, solo la vinculan al centro sanitario, pero depende en un 80% de sus condiciones (vivienda, trabajo…) y estilos de vida (qué comemos, qué actividad física realizamos…)”. El simple hecho de rellenar la encuesta ya invita a la reflexión, ya que solo hay dos preguntas que mencionan al centro de salud.

Las demás, se dividen en seis bloques: opinión sobre el entorno, para evaluar el acceso a medios de transporte, la limpieza o espacios para jugar; sobre la vivienda, donde se pregunta por la presencia de ascensor, agua y luz, o el precio de los alquileres; sobre los servicios, donde se hace referencia al número de comercios, de colegios o a la ayuda de los servicios sociales; sobre los estilos de vida, es decir, tipo de alimentación o consumo de drogas; sobre la convivencia, para descubrir si el barrio es seguro o si las relaciones son cordiales entre el vecindario; y sobre el nivel de participación de cada encuestado en San Pablo.

“Hay que ser conscientes de que la salud de una persona depende más del código postal que del código genético. El lugar en el que vives y las condiciones del entorno afectan mucho más”, indica la pediatra. Macipe asegura que se han realizado muchos estudios que confirman que en una misma ciudad, con un mismo sistema sanitario, “la esperanza de vida de las personas que viven en barrios con mejores condiciones es de hasta 8 o 10 años mayor, algo muy llamativo”.

Una vez se recojan y estudien los resultados, “con la información que obtengamos queremos hacer una devolución al barrio”, explica Macipe. Para que la muestra sea representativa, debido a la población de San Pablo es necesario que se rellenen entre 600 y 700 encuestas, “pero vamos por buen camino”, señalan desde la organización. El plazo para completar los formularios se ha abierto hasta Semana Santa, para que quede un margen razonable para cerrar el proceso antes de verano, “ya que esos meses la ciudad se para”, dice Macipe.

La previsión es analizar los resultados en abril y que mayo y junio sean los meses en los que implementar las propuestas que se pueda. La pediatra avanza que el análisis del barrio se difundirá tanto a los vecinos como a los colectivos o instituciones que tengan en su mano aportar soluciones, y que tratarán de canalizar todas las propuestas “a todos los niveles”, aunque son conscientes de que hay que empezar “por lo pequeño”.

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