Arcelor solo investigó a 3 de sus 124 proveedores, según las acusaciones

Un perito detalla que las toneladas defraudadas de 2012 a 2015 fueron 29.000, de un total de 2.100.000 compradas por la acería en ese periodo.

Los abogados defensores de los acusados en el presunto fraude a Arcelor, durante una de las sesiones del juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
Los abogados defensores de los acusados en el presunto fraude a Arcelor, durante una de las sesiones del juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
Guillermo Mestre

La cuarta jornada del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Zaragoza contra trece personas ­–entre ellas tres empresarios del sector de la chatarra, un transportista y varios extrabajadores de la planta de Arcelor de la capital aragonesa– estuvo dedicada por completo a informes periciales de economistas e ingenieros.

Los trece están acusados de ponerse de acuerdo para camuflar entre la chatarra tierra o más residuos estériles de los que normalmente contiene el material que adquiere la acería. Según las acusaciones, los clasificadores de la empresa y los palistas cobraban sobornos de los chatarreros por hacer la vista gorda y por evitar hacer cola a los camiones que llevaban su mercancía.

Uno de los peritos contratados por la acusación particular cifró en 29.000 las toneladas de chatarra adulterada, cantidad relativamente pequeña si se tiene en cuenta que el total de las toneladas compradas por Arcelor en ese tiempo fueron 2.100.000. Según el economista, el perjuicio causado ascendería a 7,66 millones, a los que habría que añadir los costes de producción (las acusaciones reclaman perjuicios por 10,5 millones de euros).

El perito detalló que el material adulterado fue vendido, en principio, por las tres empresas investigadas, algo que cuestionaron las defensas ya que Arcelor tiene 121 proveedores más, que no han sido investigados, a pesar de que en el transcurso de la investigación salieron más nombres de sociedades. Los abogados defensores de los acusados también pusieron en entredicho que el economista elaborara su informe con los datos proporcionados por Arcelor y que «no mirara» otros 5.000 documentos que se entregaron en el juzgado.

También testificó un perito experto en el proceso de recepción de la chatarra desde que llega a la empresa hasta que entra en el horno. El profesional recordó que la planta de Arcelor en Zaragoza es la fábrica que mejores instalaciones tiene y además dispone de medidas antifraude. Entre ellas, citó que los camiones descargan a ras del suelo y no en el foso, con lo que es más fácil clasificar la chatarra y detectar los estériles, tarea que los clasificadores hacen a ojo.

Esta persona visionó las imágenes de las cámaras de seguridad que le proporcionaron del periodo comprendido entre mayo y septiembre de 2015 (no le entregaron de otras fechas) una vez que las tres empresas y los trabajadores ya estaban bajo sospecha. Explicó que detectó que los camiones dejaban la carga en la zona de «desahogo» y no en la explanada de trabajo habitual, y que el material era «rápidamente tapado» por los gruístas y palistas, lo que a su juicio denota que querían «ocultar» algo.  Admitió que de las 20 medidas de seguridad que tiene dispuestas la empresa para evitar los fraude, cinco corresponden aplicarlas a los clasificadores –que también tienen jefes– y el resto a la mercantil.

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