Los usuarios de la línea 28 denuncian nueve averías en menos de un año

Los autobuses se quedan sin batería o pierden aceite y los afectados insisten en que se destinan a esa flota “los peores vehículos”.

La línea 28 de los autobuses urbanos de Zaragoza es desde su creación una de las que más conflictos genera, tanto por sus elevadas frecuencias como por el estado de su flota. Actualmente conecta el Coso, a la altura del Teatro Principal, con la carretera de Peñaflor, un trayecto que cumple con la petición que los usuarios trasladaron al Ayuntamiento de Zaragoza hace ya cuatro años para llegar hasta el centro de la ciudad y estar más próximos al tranvía.

Ahora, el estado en el que se encuentran los autobuses es el principal foco de problemas. En menos de un año “se han estropeado al menos nueve veces que hayamos contado, pero seguro que ha habido alguna más de la que no nos hemos enterado”, cuenta Mª Cruz Salvador, trabajadora del barrio de Montañana, por el que circula el 28. Varios usuarios de la línea condicen en que “se destinan aquí los peores vehículos, son tartanas sin calefacción ni aire acondicionado que en años anteriores han sufrido hasta incendios”, y no entienden cómo los conductores “se pueden subir a los autobuses en estas condiciones sin protestar”.

Cuando los usuarios les preguntan por la causa de las averías “no dan respuestas, tratan de cubrir de cara al público los problemas, pero llega a un punto que no es normal, no es lógico que un autobús se quede sin batería, eso solo significa que no recibe un buen mantenimiento”, apunta Salvador.  La trabajadora de Montañana añade que, en conversaciones con conductores de los autobuses 28, manifiestan que todos los vehículos presentan el mismo estado deficitario porque “en una misma línea tienen que ir autobuses de características similares para que unos no se adelanten y otros se atasquen, porque si no se producirían más irregularidades”, pero para los usuarios esa no es solución.

“Creemos que aunque no se renueve toda la flota, si al menos introducen un par de autobuses más nuevos será un beneficio y no un perjuicio”, dice Chema Soria, vecino de Peñaflor. Por este motivo, Salvador avanza que se va a proceder a una recogida de firmas entre los afectados de la línea 28 para que se mejore el mantenimiento de la flota y sostiene que “no pedimos los últimos modelos ni autobuses híbridos, simplemente que estén en unas condiciones decentes”.

Entre las averías, además de quedarse sin batería, se encuentran perdidas de aceite que han obligado a parar los vehículos en medio de la vía o ausencia de agua, y “ninguno de esos autobuses ha sido sustituido, ahí está el principal problema”, señala Salvador, quien insiste en que “la línea está fuera de la circunvalación de la ciudad, va hasta Peñaflor, y eso es más motivo para que estén pendientes de su correcto funcionamiento”.

Desde Avanza, consideran que el número de averías de la línea 28, "si se compara con todas las expediciones al año, no son tantas, aunque obviamente entendemos que no es la situación idónea para quien la vive". Además, recuerdan que hace un mes se incorporaron 32 nuevos autobuses híbridos y se retiraron los más viejos, "que eran los más susceptibles de sufrir incidencias", por lo que se redujo la edad media de la flota, pasando de 9,83 años de media a finales de diciembre de 2016 a 8,7 años en la actualidad.

“No tengo coche y me veo obligada a ir a mi trabajo en Peñaflor en el 28. Cuando hay averías  eso implica que llego tarde y estoy cansada de tener que justificarme”, dice Alejandra Borque, y añade que “otro lastre son sin duda las frecuencias, que no bajan de la media hora”. Este asunto ha sido denunciado principalmente por las asociaciones vecinales de Montañana en repetidas ocasiones, pero lamentan “no haber obtenido en estos años una solución municipal”.

El presidente de la AVV Urdán, Daniel Usón, siempre recuerda que hace mucho tiempo hubo una lanzadera que no funcionó, la línea 128, “porque se solapaba con la 28, no iban sincronizadas y seguíamos con horas en las que no circulaba ningún autobús”. Un problema similar al que ahora se enfrentan los vecinos de Santa Isabel y de la avenida de Cataluña con los autobuses 60, que coinciden con los de la línea 32 y no solucionan las deficiencias de movilidad.

La ausencia de marquesinas también indigna a los que frecuentan el trayecto del 28. Los vecinos de Montañana acostumbran a prestar su mobiliario y colocarlo en las paradas del autobús “para hacer la espera más confortable”. Usón ya señaló a finales de 2017 que habían solicitado el traslado de las escasas marquesinas de la acera de números pares de la avenida de Montañana a la de los impares, porque la espera la realizan cuando quieren ir en dirección Zaragoza, pero la petición fue desestimada. Los vecinos confían en que a lo largo de este año se instalen marquesinas “en las zonas en las que su ausencia no está justificada”.

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