Primer año 'enharinados' en el barrio de San José

La Harinera de Zaragoza celebra su primer aniversario con un pasacalles y jornada de puertas abiertas. Cientos de vecinos participaron en los actos.

Un momento del pasacalles ayer, en el parque de la Memoria de Zaragoza.
Primer año 'enharinados' en el barrio de San José
Ayuntamiento de Zaragoza

Dicen los grandes chefs que para que un pastel quede esponjoso o un pan crujiente, el secreto está en la masa. Y en San José, la masa para la transformación cultural del barrio llevaba mucho tiempo en reposo, preparada con mimo y pesando los ingredientes, como exige la repostería fina. Ayer, en el día de su patrón, fue el momento de celebrar el éxito de la gestión cultural comunitaria en la Harinera de Zaragoza, el espacio recuperado de la antigua fábrica que ha revolucionado la rutina de este barrio obrero y tradicional. La fusión de la Asociación de Vecinos de San José, el colectivo de artistas Llámalo H y el Ayuntamiento de Zaragoza ha ofrecido un cóctel de actividades y talleres en el que ya han participado más de 8.000 personas. La fiesta reunió ayer a cientos de vecinos en un colorido y musical pasacalles y talleres de pintura para los más pequeños.

"El balance es tremendamente positivo, porque era un proyecto experimental y pionero que ha funcionado bien, con cantidad de actividades de todo tipo de disciplinas basadas en la idea de mancharse las manos y que la gente pruebe el hecho cultural", resume Diego Garulo, técnico de Zaragoza Cultural que coordina el proyecto. "Se demuestra que caben otros modelos de gobernanza municipal", expresó, pues este es uno de sus puntos diferenciales.

Y por algo este nuevo modelo de gestión cultural ha cuajado en San José, donde hace décadas que fermenta el movimiento vecinal. Ayer se cumplía un año de la pionera gestión de la Harinera –que ha llamado la atención de ciudades como Madrid, Pamplona, Cádiz o París– pero también se celebraba el 25 aniversario del Jardín de la Memoria, una de las primeras conquistas de la lucha vecinal para ganar un espacio verde más en la ciudad. "En los barrios jóvenes, como en Valdespartera, tenemos mucho que aprender de la reivindicación que se ha hecho en San José", comentaba Javier Borraz, que ayer participó en el aniversario. "Esto se necesitaba y se ve que da resultados", añadió.

A fuego lento

El proceso para poner en marcha la Harinera no fue sencillo ni rápido. Como recuerda la exposición temporal instalada en el propio parque de la Memoria, en 2001 la Harinera cesó su actividad fabril y poco después empezó la reivindicación vecinal. Tras quince años cerrada y un proceso de participación impulsado por los anteriores gobiernos socialistas, volvió a abrir sus puertas en 2016, bajo el mandato de ZEC, y con un caldo de cultivo que implicaba a la ciudadanía y que ya había lanzado proyectos como el soterramiento de una cápsula del tiempo que no se abrirá hasta 2115, o la inauguración del jardín Sergio Algora, cantante y poeta fallecido en 2008.

"La apertura de la Harinera ha supuesto mucho, no solo para el barrio, sino para la ciudad", dijo la presidenta de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ), Nieves Boj. "Es un lugar idóneo para que multitud de artistas puedan expresarse y que los ciudadanos no solo vean, sino participen de la cultura", añadió.

El propio alcalde, Pedro Santisteve, se sumó a la fiesta y reconoció el "mérito" de que la asociación vecinal consiguiera que el espacio de la antigua fábrica redundara en programas sociales y culturales. El concejal de Cultura, Fernando Rivarés, consideró que este proyecto demuestra "que la cultura es más sostenible, barata y eficiente cuando es comunitaria y está en manos de la población". Y valoró la importancia de que "quienes ni siquiera eran espectadores" ahora sean "agentes activos" gracias a los talleres. Para muestra, un botón. Marimar Ponce y Lidia Vielba conocen el espacio porque sus hijos, de 5 años, han asistido a las actividades de la mano del colegio María Moliner. "Los niños vienen muy contentos, hacía falta algo así en el barrio", comentaban. Manuel Cañadas, vecino de San José desde hace 40 años, celebra que en el lugar siempre haya "movimiento". "Ya era hora de que se hicieran cosas aquí, hemos estado muchos años en el olvido", opinaba.

Las obras para adecuar el resto de espacios de la Harinera empezarán en unos dos meses, y se espera que finalicen el próximo otoño. El horno sigue encendido.

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