Los vecinos de la calle Dato emprenden una cruzada contra una discoteca

La reciente apertura de un club en el número 18 trae de cabeza a varias comunidades de la calle.

Discoteca Casa Manelelor en la calle de Eduardo Dato
Discoteca Casa Manelelor en la calle de Eduardo Dato
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La calle de Eduardo Dato está incluida en una de las zonas de Zaragoza catalogadas como saturadas por la excesiva presencia de bares en su entorno. Sus vecinos están casi acostumbrados a lidiar con las aglomeraciones y los ruidos que se generan a altas horas de la noche a las puertas de los pubs y discotecas de la calle. Asumen que no pueden aparcar en ella de jueves a domingo y algunos, incluso, aseguran haber insonorizado todas las estancias habitables de sus viviendas para poder pegar ojo por las noches.


Sin embargo, la apertura en los últimos meses de una nueva discoteca en el número 18 de esta calle ha calentado los ánimos y provocado la indignación de algunos vecinos de las comunidades anexas.


El club abre de 22.00 a 4.30 todos los jueves, viernes y sábados y, según denuncian los vecinos de la zona, el sonido de la música y las vibraciones traspasan los muros del local y se cuelan por todo el edificio. Pero no solo del número 18. Las comunidades de vecinos de los números 14 y 16 también han solicitado en alguna ocasión la presencia de la Policía por el elevado volumen de la música.


El 29 de octubre, por ejemplo, la Policía Local tuvo que personarse con el sonómetro a las tres de la mañana en casa de un vecino. La medición arrojó un resultado de 44,6 decibelios dentro de uno de los dormitorios. La Ordenanza municipal de protección contra ruidos y vibraciones del término de Zaragoza estipula que ninguna actividad o fuente sonora puede producir, en el interior de otras viviendas, niveles sonoros superiores a los 27 decibelios entre las 22.00 y las 8.00. Por tanto, el ruido en el interior de la vivienda sobrepasaba en 17,6 decibelios el nivel máximo permitido en ese horario según consta en el acta de medición de ruidos emitida aquella noche por la Policía Local.


Las tres mediciones sucesivas que realizaron los agentes ese día en el interior de la vivienda superaron los 44,5 decibelios. Al ser una zona saturada, que se caracteriza por el tumulto en la calle a altas horas de la madrugada, las mismas mediciones arrojaron que el ruido de fondo (sin tener en cuenta la música del local) ya generaba de por sí casi 30 decibelios en el interior de la vivienda. Aún así, eso significa que solo la música del local ya elevaba en más de diez decibelios el ruido que se escuchaba en la vivienda aquella noche.


Otra acta de medición de ruidos emitida a las 2.00 del 15 de octubre desde la vivienda de otro bloque de la misma calle pero más alejado arrojó un resultado de 32,06 decibelios en uno de los dormitorios.


Los vecinos afectados aseguran que no pueden dormir hasta que cierra el local a las cuatro y media de la mañana y algunos denuncian que sus hijos en edad escolar tampoco pueden descansar bien.

La discoteca denuncia una cruzada vecinal

Desde la discoteca en cuestión, Casa Manelelor, aseguran, sin embargo, que cumplen con la normativa municipal de ruidos y que el local cuenta con todas las medidas exigibles en materia de insonorización. Su portavoz asegura que el ruido en el interior del local no suele superar los 88 decibelios permitidos y se muestra contrariado por los resultados de las mediciones de la Policía Local: "Sobrepasar el nivel de ruido en 17 decibelios es una burrada. Con eso se rompen las ventanas así que no entendemos cómo pudo dar ese resultado". La denuncia está, según dice, en manos de sus abogados.


Desde el local aseguran que "prácticamente todas las noches" se persona en la discoteca la Policía Local a petición de algún vecino y aseguran que desde que abrieron en julio hasta ahora solo ha prosperado una denuncia por exceso de ruidos. "Todos los días que abrimos llaman a la Policía por alguna razón. Se quejan de que no cumplimos las medidas de seguridad con la puerta de emergencias, de que excedemos el horario unos minutos, de que tenemos la música alta... No les gusta que haya abierto una discoteca en su calle y se quejan por cualquier cosa", critican por su parte desde el local.


De hecho el portavoz de la sala Manelelor asegura que las constantes llamadas a la Policía están perjudicando a su negocio. Cada vez que se realiza una medición de ruido los agentes tienen que solicitar a la discoteca que pare la música durante diez minutos para poder medir el ruido de fondo y el aumento de decibelios que supone solo el ruido de la música. "Todas las noches tenemos que parar la música y evidentemente eso nos ha hecho perder un montón de clientes", insisten. Aseguran, además, que "casi nunca" han sobrepasado el nivel de ruidos.


Desde la Policía Local, por su parte, tienen constancia de una denuncia que sí ha prosperado contra esa discoteca por exceder el horario de apertura. Reconocen, además, que la calle de Eduardo Dato es uno de los focos problemáticos de la ciudad en materia de ruidos aunque, principalmente, por el tumulto que se genera en la calle a las puertas de los bares. Cuando el ruido es de esa naturaleza es muy difícil que la denuncia prospere porque la ordenanza actual obliga a identificar la fuente exacta que lo genera.


Los vecinos insisten, sin embargo, en señalar al local como foco de los ruidos más molestos. Los del propio bloque aseguran que con esta discoteca vibran "hasta las paredes", algo que no pasaba con el antiguo bar que ocupaba ese local, un club de 'striptease'. "Se te mete por la estructura, lo sientes, se oye al speaker con el micrófono desde la cama. Sólo falta que entre la gente a bailar a mi casa", asegura uno de ellos.


La comunidad de vecinos del bloque en cuestión planea ponerse de acuerdo con los propietarios de otros bloques anexos para enviar a Urbanismo un escrito en busca de una solución.

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