Vera tiene cinco años y va a pasar a 3º de infantil. Aunque sufre una discapacidad severa por parálisis cerebral, su gran sociabilidad y su capacidad de mejora llevaron a los profesionales a animar a sus padres a matricularla en un colegio normalizado, donde ha pasado dos cursos. Siempre supieron que sería algo temporal (aunque ha resultado muy positivo), y Vera comienza ahora a necesitar una atención más específica.

Desde su propio centro (el colegio público Agustina de Aragón, en el zaragozano barrio de Parque Goya) recomendaron que recibiese una educación combinada: es decir, que siguiese en su cole habitual pero pasase también parte del tiempo en otro de educación especial, dentro de una transición acorde a sus necesidades.

Tanto el equipo de especialistas del Agustina de Aragón (que es de atención preferente para niños con discapacidad motora), como la familia de Vera, entendieron que lo normal sería que se les adjudicara el Jean Piaget, que está conectado con el Agustina de Aragón a través del patio de recreo.

Sin embargo, Educación ha derivado a la pequeña a otro colegio de educación especial a 7 kilómetros de distancia, el San Germán, en El Zorongo. El departamento asegura que una inspectora ha acompañado a la familia en el proceso y que se le ha concedido plaza donde había vacantes, porque esas son las normas del proceso, aunque si quedan plazas libres en el Piaget, se estudiará su petición.

"Nos han dejado en un callejón sin salida", explica el padre de la pequeña, Daniel Martín Gargallo, que no tiene críticas hacia el San Germán salvo por la ubicación. "Su colegio actual y el Jean Piaget están a un minuto, y la recomendación se hizo para que pudiera pasar la mañana en sus clases normales, porque además está muy integrada, y comer y hacer actividades de tarde en el otro, ya que no puede alimentarse sola y muestra mucha fatiga en las clases de la tarde", lamenta, ahora que ya han presentado un recurso de alzada ante Educación (es su última baza por la vía administrativa, ya que han agotado todas las demás) y se plantean acudir a la vía judicial.

Reconocen que una inspectora de Educación les ha acompañado en este proceso y que incluso intentaron tener una cita con la directora provincial de Zaragoza, algo que no han conseguido. "Nos han dicho que si hay plazas libres podremos acceder a él, pero tenemos a otros dos niños por delante", lamenta Daniel. "Educación aprobó el cambio, pero no ha sabido dar respuesta. Nos ofrecen un traslado diario o un programa con días alternos. Ninguna de las dos opciones son buenas para ella, porque aumentarían considerablemente la fatiga física e intelectual que ya siente", insiste.