Proliferan las fiestas de jóvenes, muchos de ellos menores, en peñas y locales sin licencia

Estos espacios, que se ubican en muchos barrios, se alquilan para días concretos o de forma estable. El Ayuntamiento ya ha clausurado decenas y tiene varios expedientes en tramitación.

El local que Javier presta a sus hijos y a sus amigos para que disfruten su tiempo de ocio.
El local que Javier presta a sus hijos y a sus amigos para que disfruten su tiempo de ocio.
Guillermo Mestre

Los locales y peñas se van consolidando como lugar de reunión de muchos grupos de jóvenes de la ciudad. Los bajos vacíos de los edificios –la mayoría sin licencia– se han convertido en la sede social de chavales, que alquilan estos espacios con dos modalidades: hay quienes llegan a tener un contrato que se prolonga en el tiempo, mientras que otros –en muchas ocasiones menores de edad– solo arriendan el local por unas horas para celebrar fiestas concretas, como cumpleaños, Nochevieja, fin de curso... El fenómeno que más problemas genera en forma de ruidos y saturación de espacios es este segundo. El Ayuntamiento admite que va a más, y que, aunque tiene altibajos a lo largo del año en función del calendario estudiantil, casi todos los fines de semana se detectan varios casos.


El mes pasado, la gerencia de Urbanismo aprobó la clausura de dos de estas peñas, situadas en La Jota y en Las Fuentes. Ambas carecían de licencia, y en la primera de ellas la Policía Local intervino tras una queja vecinal. Al llegar al local, en la calle de José Oto, descubrió que había 71 personas dentro (41 de ellas menores), que participaban en una fiesta de cumpleaños. En este caso, se trataba de un grupo de jóvenes que sí pagaban un alquiler mensual al propietario para hacer un uso continuado del local, por lo que no se utilizaba solo para fiestas puntuales. El parte policial refleja el consumo de bebidas alcohólicas y la presencia de varios sillones y un carro de la compra bloqueando una de las salidas de emergencia.


Estos dos expedientes de clausura no son una excepción, ya que los cierres de este tipo de locales se cuentan por decenas en los últimos años. Fuentes del área de Urbanismo señalaban ayer que hay al menos otros diez actualmente en tramitación, por lo que las clausuras continuarán en los próximos meses.


En el caso de los alquileres estables, en los que un grupo de jóvenes se asienta en un local pagando una cuota, legalizar su situación es complicado. Primero porque los jóvenes tienen que registrarse en el Gobierno de Aragón como asociación, con todos los trámites burocráticos que ello conlleva, y después porque el local tiene que conseguir las licencias urbanística y de actividad en el Ayuntamiento. Esto implica cumplir todas las normativas de seguridad y de prevención de incendios –salidas de emergencia, anchura mínima de pasillos...–. Alberto Alcaine, miembro de dos asociaciones juveniles, reclama al Consistorio que este tipo de locales tengan "una ordenanza propia". "La juventud necesita espacios propios de socialización", reclama, ante los problemas para acceder a una vivienda e, incluso, de juntarse en plena calle por las normas dictadas en contra del botellón.


Aunque este tipo de alquileres no son nuevos en Zaragoza, su práctica se ha extendido algo más en los últimos años. En otras ciudades, como Pamplona, son toda una tradición entre las cuadrillas de jóvenes, y cuentan incluso con un reglamento propio. Sin embargo, el fenómeno que sí que es más reciente en la capital aragonesa es el del alquiler de estos espacios para fiestas puntuales, una práctica que se ha puesto de moda entre muchos grupos de adolescentes.


La Policía Local ha tenido que intervenir en varias ocasiones en diversos puntos de la ciudad ante las quejas de los vecinos. Recientemente se vio una de ellas, con una veintena de agentes acudiendo a un local de la calle de Dato en el que había más de un centenar de alumnos de 15 y 16 años de dos céntricos colegios de la capital aragonesa. Según cuentan los vecinos, esta bajera se ha usado en más de una ocasión para fiestas de este tipo. En internet se pueden encontrar anuncios al respecto, y otros en los que directamente se advierte de que los locales "no son para fiestas descontroladas" o que piden "abstenerse menores de 25 años".


Otra de las modalidades de fiestas similares es la de organizarla en bares que se cierran para la ocasión. En ocasiones se han dado casos de estafas, con menores de edad que han adelantado el dinero a propietarios de establecimientos al borde de la ruina que han sido engañados sin poder celebrar su fiesta.

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