La Fiscalía rebaja la pena para uno de los acusados del asesinato del camionero en Plaza

Ha aceptado el atenuante de transtorno psiquiátrico para Alberto Rus, acusado de asesinar a un camionero y herir a otro para robarles lo ganado en un casino de Plaza.

La agresión se cometió en esta pasarela que une las dos zonas del centro comercial Plaza Imperial.
La agresión se cometió en esta pasarela que une las dos zonas del centro comercial Plaza Imperial
G. Mestre

La Fiscalía ha aceptado el atenuante de trastorno psiquiátrico para Alberto Rus, uno de los dos acusados de asesinar a un camionero portugués y herir a otro cuando le intentaban robar lo ganado previamente en un casino de la Plataforma Logística de Zaragoza, y rebaja su petición de pena desde los 30 a los 25,5 años.


En el juicio que se dirimía estos dos últimos días contra Alberto Rus y Noé Arteaga en la Sección I de la Audiencia Provincial de Zaragoza, que ha quedado visto para sentencia, la fiscal ha considerado que ambos, en prisión preventiva, participaron conjuntamente en los hechos, por los que se les imputan los delitos de asesinato con las agravantes de alevosía y disfraz, robo con violencia y lesiones.


Así, ha acreditado que el 10 de abril de 2014 Arteaga y Rus acudieron al centro comercial Plaza Imperial con el objetivo de atacar a Antonio Manuel Cabrita, el transportista que había ganado un premio de más de 7.000 euros en el casino, y quedarse con el dinero para poder seguir jugando a las máquinas y comprar droga, según ha declarado el primero de los acusados.


"No hay duda alguna" de que el hecho, por el que Cabrita quedó gravemente herido, tardó más de 190 días en sanar y terminó con una incapacidad permanente para ejercer su trabajo, y por el que su compañero murió a los tres días a causa de los golpes, es constitutivo de asesinato, ha insistido.Declaración de los forenses

Este martes han declarado tanto los psiquiatras forenses como los presentados por las partes, que han expuesto versiones completamente opuestas sobre la influencia del estado mental de los procesados, concretamente de Noé Arteaga, en los hechos.


Los psiquiatras forenses, pese a reconocer los múltiples antecedentes de índole psiquiátrica de este último, como trastornos de la personalidad, de déficit de atención, hiperactividad o estrés postraumático, así como su adicción a diversas sustancias estupefacientes, se han reafirmado en que su conducta el día de autos no fue reactiva sino elaborada, sin merma de su capacidad cognitiva y, por lo tanto, "plenamente imputable".


Sobre su presunto colaborador han corroborado los mismos trastornos, pero con rasgos "más límites" y con el añadido de una mayor impulsividad, miedo al abandono afectivo y de ser una persona más manipulable.


Los otros dos psiquiatras presentados por su defensa, el que le atendía hasta su entrada en prisión y el que le trata en la cárcel de Zuera, han tachado de "reduccionista" e "inaceptable" el informe de los forenses por considerar que no tiene en cuenta el historial clínico de Arteaga y porque creen que los hechos cometidos son compatibles con una grave merma.


La fiscal, por su parte, ha dado por buena la versión de los psiquiatras forenses y ha coincidido en que para cometer dichos delitos "hay que estar con la mente muy despierta", por lo que ha rechazado aplicar ningún atenuante a Noé Arteaga, mientras que a Alberto Rus sí que le incluye un leve atenuante por afección en el control de su voluntad.


Al primero, por tanto, le mantiene la petición de pena de 30 años de prisión -20 por asesinato, cinco por robo y otros cinco por lesiones-, mientras que al segundo se la rebaja a los 25 años y medio -17 años y seis meses por asesinato, cuatro por lesiones y cuatro por robo-.


Las acusaciones particulares se han adherido a las calificaciones definitivas del Ministerio Fiscal, si bien no han aceptado los atenuantes.


En representación de Noé Arteaga, su letrada, Carmen Sánchez, ha pedido para su cliente una pena de tres años y medio por robo y lesiones.


Ha subrayado que acepta los hechos tal cual están redactados y según lo confesado por su cliente, quien reitera que él "solo veía las máquinas y la droga" y que solo quería el dinero, no matar a nadie porque "no era necesario".


Arteaga, según su defensa, se centró en quien tenía el dinero y al fallecido "ni lo tocó", por lo que ha instado a diferenciar la autoría de la participación y ha subrayado que la decisión de matar a José Manuel Martins, el otro camionero, la tomó su compañero "por su propia cuenta" y que su cliente no pudo hacer nada por evitarlo.


En representación de Alberto Rus, el abogado Javier Notivoli ha negado que lo realizado por el otro procesado haya sido una confesión o una cooperación con la justicia, sino una inculpación de su defendido.


Según este letrado, Arteaga buscó a Rus a propósito, aprovechándose de su baja inteligencia, "prácticamente borderline", que "ya estaba loco" desde los 13 años y era "fácilmente influenciable", por lo que también es "incapaz de inventar una historia y manipularla".


Ha recordado también que, como puntualizó Rus en su intervención y el superviviente hasta en cuatro declaraciones "con todo lujo de detalles", había cuatro personas en el lugar del crimen: su amigo Noé, que fue reconocido, y otros tres individuos de nacionalidad rumana, dos de ellos altos y fuertes y otro pequeño, gordo y con gafas.


Rus ha declarado en todo momento que permaneció en la furgoneta vigilando y, al considerar que no hay pruebas de que participara en los hechos, ha pedido para él la libre absolución.


Por último, en su intervención final, Noé Arteaga ha insistido en que a su compañero se limitó a decirle "intimídalo, le quito el dinero rápido y nos vamos", que "no hacía falta" hacer nada más y que los rumanos de los que habla "no existen", ya que tampoco tendría sentido repartir el dinero entre cuatro.

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