El recinto Expo avanza a diferentes marchas siete años después de su inauguración

Los pabellones de España y Aragón se deterioran cada vez más mientras otros edificios ya albergan usos comerciales, empresariales e institucionales.

El Pabellón de Aragón afectado por el vandalismo.
El Pabellón de Aragón afectado por el vandalismo.
A.A.M.

"Les informamos de que, en este momento, Expo Zaragoza abre sus puertas". Han pasado siete años desde que por la megafonía de Ranillas pudo escucharse este anuncio. Desde entonces el recinto ha ido modificando su escenografía con el paso de los años: El traslado de la Ciudad de la Justicia, la reapertura del Pabellón del Agua, el ir y venir de la escultura 'Splash' o el cierre provisional de la Torre del Agua.


La crisis pasó como una gran riada por el recinto cuyo aprovechamiento se ha visto mermado sensiblemente. Los turistas y visitantes del Pabellón de las Comunidades Autónomas, Instituciones y Empresas han sido sustituidos por abogados, jueces y presuntos; mientras que por la Avenida 2008, que en su momento estuvo jalonada por pabellones como el de Alemania, Grecia o Lituania, pasean alrededor de 1.500 trabajadores de empresas privadas y dependencias administrativas ya instaladas en Expo Zaragoza Empresarial.


Desafortunadamente, no todos los cambios han sido positivos, es el caso de la situación que viven otros edificios que fueron estandarte de la muestra.


Un ejemplo de ello es la situación del Pabellón de España, obra del arquitecto navarro Patxi Mangado y presupuestado en 18 millones de euros, que se encuentra perimetrado con vallas metálicas que evidencian su deterioro exterior. Prueba del deterioro son los volúmenes de vidrio forrados con barro cocido que fueron eliminados hace dos años ya que se estaban cayendo. Para la muestra “se colocaron sujeciones de plástico y con los años provocaron que algunas cerámicas cayeran al suelo, alguien podría haberse llevado un ladrillazo”, explica Juan Antonio Ibáñez, presidente en funciones de la Asociación Legado Expo.


El estado de buena parte de los más de 700 pilares que se diseñaron evocando un bosque de chopos típicos de las riberas del Ebro no es el único síntoma del deterioro del pabellón español cuya propiedad es del Gobierno central. La superficie en la que se asientan las columnas nació para albergar un estanque de agua que actualmente se encuentra vacío.


El Pabellón de Aragón, que contó con un presupuesto de 12 millones de euros, es otro espacio que ha caído en el abandono. No obstante, la zona sirve para que amantes y aficionados del skate disfruten haciendo piruetas. El entorno se completa con sendos graffitis, algo que para Ibáñez resulta sorprendente cuando a pocos metros “está la Policía Autonómica y la Policía Nacional y nadie dice nada”.


Además, recuerda que fruto del vandalismo, la DGA, propietaria del inmueble, realizó un cerramiento metálico de las puertas. Desde la Asociación transmiten su descontento: “Está abandonado completamente, lo hemos denunciado muchísimas veces y no hacen absolutamente nada”, se queja Ibáñez que recuerda que al inaugurar la Ciudad de la Justicia “fueron una mañana y pintaron” los graffitis.


El presidente en funciones transmite la intención de “iniciar conversaciones con los nuevos responsables” ya que con la anterior corporación “no hemos conseguido ni hablar”. Consideran que el edificio es “emblemático” y debe albergar “un sitio público”, como por ejemplo una biblioteca.


Ibáñez explica que la idiosincrasia de la estructura plantal del edificio obligaría a construir un forjado intermedio para conseguir cuatro plantas, proyecto que en su día se presupuesto en 15 millones de euros, aunque insiste en que esta cifra solo corresponde a la realidad de 2008.


“Iba a albergar la Consejería de Educación, pero se abandonó la idea y se instaló en la zona del pabellón de México”, manifiesta Ibáñez.

Mantenimiento “continuo y permanente”

Sobre la zona más próxima al río, donde en su momento se situaron las plazas temáticas, la asociación se muestra satisfecha con el mantenimiento.


Explica que elementos como el mosaico de Ciudades del agua, afectado por una tormenta de aire que arrancó parte del mismo, se reconstruyó con las piezas que quedaron aprovechables, y actualmente “se están haciendo las teselas necesarias para repararlo”.


Justifican el deterioro aparente del banco ecogeográfico, la zona de asientos de 700 metros que flanquea buena parte de la ribera, porque“están haciendo el mantenimiento ahora” igual que, recuerdan, se hizo hace dos años cuando sufrió una reparación integral tras ser víctima de actos de vandalismo: “La contracción y dilatación van deteriorando las teselas cerámicas. La diferencia de temperatura entre la noche y el día hacen que salten las piezas”. Ibáñez insiste en que “el mantenimiento de la zona es continúo y permanente”.


Junto al banco ecogeográfico se encuentra la intervención artística del Sonic Forest que rinde a medio gas pues sus árboles electrónicos de casi tres metros de altura, funcionan “en una opción de ahorro: algunos momentos y algunos días”.


De lo que sí que presentan queja desde la Asociación Legado Expo es de la mala utilización de las fuentes del entorno: “Hay una ordenanza que impide que se utilicen como zona de baño”, sentencia su presidente en funciones.


La Asociación Legado Expo era la encargada de realizar hasta el 13 de octubre las visitas guiadas a la Torre del Agua. Actualmente la torre se encuentra cerrada al público, desde la asociación se considera que se trata de un sistema “ya obsoleto” y proponen “la apertura normalizada” del edificio sin la necesidad de hacer una reserva y estableciendo unas fechas y horarios determinados.

“La ciudad parece otra”

Patricia Ramírez corre todas las mañanas por el frente fluvial por su “tranquilidad”, situación que agradece al mismo tiempo que recrimina por “todo el dinero gastado”.


Mari Cruz Navarro, jubilada y “asidua” a la Expo 2008 para la que adquirió un pase de tres meses se queja de las escasas zonas de sombra: “En la entrada del Ebro había unos toldos en forma de óvalos que desaparecieron”, dice mientras señala una de las 158 lonas con el nombre de los países y provincias participantes por las que fueron sustituidos los topos, obra de Isidro Ferrer.


Paco Hidalgo espera el autobús turístico que hace ruta por la ciudad, comparte opinión con Mari Cruz y centra su protesta en lo inhóspito que está el entorno, al tiempo que avisa de que “esto ya ocurrió en la Expo de Sevilla”, de donde es natural. “En los dos casos la crisis vino con la post-expo y eso afecta muchísimo al desarrollo”, aunque insiste en recalcar que “la ciudad parece otra desde la Expo”.

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