Las zaragozanas abarrotan la iglesia del Portillo para venerar a Santa Águeda

Después de rendir homenaje a la reliquia, acuden a la plaza para comprar la tradicional 'tetica'.

Las zaragozanas besando el relicario de Santa Águeda
Las zaragozanas abarrotan la iglesia del Portillo para venerar a Santa Águeda
Laura Uranga

Tradición y solidaridad se unen en la festividad de Santa Águeda. Miles de personas se acercan cada año a la iglesia de Nuestra Señora del Portillo para pedir protección a la patrona de las mujeres. Aunque casi todas las devotas son féminas también se acerca algún hombre, generalmente, para acompañar a su esposa.


Es costumbre asimismo que grupos de mujeres acudan juntas para pedir protección, tanto para ellas como para sus familias. Este es el caso de Aurora y Teresa, que se han acercado con dos amigas más. “Hemos quedado las amigas y nos ha apetecido venir. Para mí es la primera vez”, ha relatado Aurora antes de entrar a la iglesia. Junto a ella estaba su compañera Tere. “En mi familia sí que es una costumbre, así que, sola o acompañada, vengo todos los años”, ha afirmado.


La tradición de acudir a besar el relicario, que contiene un fragmento del cráneo de Santa Águeda, ha ido pasando de generación en generación. “Para mi San Blas -celebrado el pasado día 3 de febrero- y Santa Águeda son sagrados. Prueba de ello es que llevo viniendo desde que era pequeña con mi madre y ahora es mi hija la que me acompaña”, ha asegurado María de la Paz.


Después de besar el relicario, muchos se quedan a escuchar la misa, que se celebra cada hora y tiene una duración aproximada de 30 minutos. “Es la segunda vez que venía, la primera fue hace muchos años, y como no sabía cómo funcionaba, he llegado cuando ya había empezado la misa, así que ahora me quedaré a la siguiente”, ha puntualizado Carmen. Para ella, venir hasta esta iglesia ha supuesto un gran alivio. “He estado muy enferma, por eso, me he animado a venir y ahora me siento más confortada”, ha relatado.


Como ella, otras mujeres que han sufrido cáncer se acercan para pedir la protección de Santa Águeda. “Estoy operada del pecho y como vivo por aquí cerca paso muchos días para hablar con la santa, que aunque no me conteste, yo me siento mucho mejor, me reconforta mucho”, ha señalado María Antonia. Una vez finalizada la oración, casi todas las presentes se encaminan hacia la imagen de santa Águeda para ponerle velas y dejarle algún ramo de flores.


La aglomeración de gente es una constante en este día, lo que provoca largas filas que llegan hasta la entrada del templo. Como consecuencia, la organización ha decidido colocar una puerta de entrada y otra de salida, marcado con vallas, para evitar problemas de concentración de gente. Además, hay una patrulla de la policía local.

Después de misa, una 'tetica'

La tradición no termina en la iglesia de Nuestra Señora del Portillo. Después de salir, se suele hacer una pequeña colaboración con la lucha contra el cáncer de pecho y el genital para seguidamente encaminarse hasta los puestos que hay en la plaza. “Llevo aquí más de una década y siempre es la misma costumbre, primero van a misa y después, a comprar la reliquia, además, el cura ha salido y las ha bendecido”, explicaba Rosa, una de las dependientas de los puestos.


No obstante, este año el tiempo no acompaña. “Hace mucho frío, pero aún así se está acercando bastante gente, esperemos que se mantenga durante todo el día”, subrayaba. Prueba de la fidelidad de las zaragozanas es Milagros. “Llevo viniendo más de 40 años y mientras pueda lo seguiré haciendo, haga frío, nieve o llueva”, puntualizaba.