"Me dijo que quería el revólver para cargarse a unos cuantos y quitarse la vida después"

El detenido por vender la pistola a Luis Pedro Rocafull  reconoce que se la entregó en marzo junto a la munición.
Declaró ayer ante el juez de guardia, que lo dejó libre tras imputarle un delito de tráfico de armas

Martín J. A., de 43 años, salió ayer por la mañana en libertad tras prestar declaración ante el juez de guardia. Al abandonar el juzgado no quiso hacer ningún tipo de declaración y pidió a los periodistas que le dejasen tranquilo.
"Me dijo que quería el revólver para cargarse a unos cuantos y quitarse la vida después"
José Miguel Marco

Conforme se van conociendo detalles de la vida y el entorno de Luis Pedro Rocafull Gutiérrez, cada vez parece más claro que tenía una firme determinación de acabar con su vida cuando decidió atrincherarse en el bar de su exnovia, el Maxi 2 de la calle de La Salina. Así se puede deducir tanto de la actitud desafiante que mantuvo durante su encierro de 20 horas, como de la carta que el suicida le entregó a Fátima S. a través del negociador de la Policía. A ello hay añadir las declaraciones que hizo ante los investigadores Martín J. A., la persona que le vendió el revólver. 


Este hombre, de 43 años y detenido el pasado lunes, abandonó ayer del juzgado de guardia en libertad, pero imputado por un delito de tráfico de armas, ya que confesó que fue él quien proporcionó el arma de fuego a Rocafull. Según admitió ante la propia Policía, fue aproximadamente en el mes de marzo cuando se la vendió con la correspondiente munición. Añadió que el comprador, a quien conocía del barrio de El Gancho, le dijo que la quería para "cargarse a unos cuantos y quitarse la vida después". 


Afortunadamente, el primer propósito no lo llegó a cumplir y aunque encañonó a los primeros agentes que llegaron a las 23.00 del día 18 al bar Maxi 2, cuando Fátima S. les llamó para decirles que Luis Pedro Rocafull estaba amenazándoles con un arma, y luego disparó a los que al día siguiente entraron al local lanzando gases lacrimógenos, no hirió a ninguno de ellos. 


A lo largo del encierro no mostró ninguna intención de salir con vida del local y llegó a despreciar, ignorar e insultar a sus propios familiares. Lo único que decía a los agentes era que le dejasen en paz, que permitieran a Fátima S. entrar al bar y que se marchasen del lugar. Cuestiones, todas ellas, que evidenciaban que su situación era desesperada emocionalmente. 


En la carta que el suicida, de 63 años, hizo llegar a su expareja, de unos 55 y nacida en Angola, también dejaba clara su intención de hacerle ver que se mataba porque había cortado la relación: "Nunca pensé recuperar tu amor perdido. Solo hubiese bastado con conseguir que me aceptaras como un amigo y también como tu socio. Como no contestabas a mis mensajes, que no eran para tanto... Solo quería pasar un rato fuera del Maxi 2, porque allí casi siempre hay tensiones. Pues me cojo la libertad de venir a decir adiós", le decía en el escrito, según reprodujo la página web de Telecinco. 


En otro párrafo, se despedía de la mujer y le aseguraba que siempre la iba a querer, ya que ella era el "motor de su vida". "Adiós Fati, te quiero y sabes que mi corazón te ama. Mi amor estará siempre a tu lado", escribió. Todo está pagado

Le contaba, además, a su expareja que todo está pagado. "No se debe nada de alquiler, todo está al día. Lo pagué yo con lo último que tenía. Ahora no tengo ni un euro y sabes que Luis no vive de limosnas", explicaba. Además, le comunicaba que había tratado de liquidar un embargo anterior. "También he estado en el asunto de tu embargo del valor de 21.000 euros. Hay una opción de pagar 5.000 o 6.000 euros".


Luis Pedro Rocafull, que se crió en Alemania, añadía que no era un hombre violento y que nunca pensó en hacerle daño, aunque su propio entorno familiar contó a la Policía que llegó a amenazar de muerte a la madre de sus hijos con otro revólver distinto al que empleó para matarse. De hecho, tanto sus allegados como Fátima S. contaron a los agentes que poseía conocimientos relacionados con el manejo de las armas, adquiridos durante su vida laboral, desarrollada gran parte de ella en pozos petrolíferos de países árabes. 


La Policía continúa investigando la procedencia del revólver proporcionado por Martín J. A. Este hombre tiene antecedentes por diferentes delitos y ahora está siendo tratado de sus adicciones a las drogas. Nació en Francia aunque tiene nacionalidad española y vive en Zaragoza. 


El bar Maxi 2 sigue de momento precintado, situación en la que permanecerá hasta que lo ordene el juez instructor del caso y la Policía dé por terminada la investigación. En los días transcurridos desde que se quitó la vida, amigos de Luis Pedro Rocafull han depositado en la puerta del bar unas flores y han dejado un par de mensajes de despedida. Uno de ellos le dice: "No creo en Dios ni sé qué hay más allá de la vida. Solo espero de corazón que estés mejor que en esta vida que te ha tratado tan mal. Te echaré de menos, a ti y a tus locuras, a tu humor, a tu bondad. Siempre contigo irá mi mente".