La nueva adjudicataria renuncia a la cafetería-restaurante del aeropuerto, que lleva casi un mes cerrada

Siete empleados, algunos con una antigüedad de más de 20 años, esperan que AENA encuentre una nueva empresa que les subrogue.

Aspecto que mostraba el espacio cerrado este mismo lunes.
Aspecto que mostraba el espacio cerrado este mismo lunes.
Heraldo

La cafetería-restaurante que venía dando servicio desde hace casi tres décadas en el aeropuerto de Zaragoza, ubicada en la actualidad en uno de los laterales de la única terminal de pasajeros, está cerrada al público desde el pasado 25 de septiembre. Los viajeros que han llegado a la capital aragonesa y los que han volado desde ella durante los últimos 28 días, período en el que se han enmarcado las recientes Fiestas del Pilar, no han podido hacer uso del único establecimiento de estas características en la infraestructura.

La empresa que venía gestionando el espacio, Semoguz S.L., recibió poco antes de la fecha de cierre un burofax de la propietaria del aeropuerto, la sociedad pública AENA, indicando que debía echar el cierre y abandonar las instalaciones para propiciar la entrada de la nueva adjudicataria. Semoguz había extendido durante cuatro meses el servicio a petición de la propia AENA después de que su contrato expirara en abril de este año.

Durante los últimos meses, el ente público ha sacado a licitación el servicio de cafetería y restaurante en dos ocasiones, recibiendo una única oferta en ambas. Finalmente, el ente adjudicó la prestación del servicio a Juancibi S. L., única empresa interesada. Sin embargo, según indicaron este lunes fuentes de AENA, "ha renunciado a la adjudicación, por lo que estamos valorando distintas posibilidades de contratación para ponerla en marcha cuanto antes".

En un primer momento se anunció a los usuarios, a través de un cartel, que se cerraba la cafetería "para mejorar las instalaciones". Este rótulo, instalado el 26 de septiembre, fue sustituido el 10 de octubre por otro en el que se indicaba que el espacio hostelero se mantendría cerrado "por cambio de arrendatario". Una permuta que, a tenor de las dificultades para encontrar un empresario que quiera hacerse cargo, no se antoja cercana.

Desde AENA, no obstante, se matiza que como medida especial para paliar la escasa oferta "se ha permitido vender bebidas y bocadillos en la tienda que se encuentra en el hall de facturación y se han habilitado mesas y sillas extra para minimizar los trastornos a los pasajeros". La terminal cuenta con un espacio de Frutos Secos El Rincón donde se ofrece café, si bien la posibilidad de tomar un menú o un plato elaborado sigue descubierta.

Además de los más de 560 metros de cafetería-restaurante y de la terraza anexa, AENA pone a disposición de la futura empresa tres almacenes, cocina, cámaras frigoríficas, una oficina, vestuarios masculino y femenino y mobiliario y materiales propios de la actividad hostelera.

Siete trabajadores, a la espera

La relación de personal con el que trabajaba Semoguz aparecía en el pliego de condiciones expuesto en el espacio de contratación de la web de AENA. En total son siete empleados, algunos con antigüedades superiores a los veinte años, que están a la espera de una solución que no los deje en la calle. La anterior adjudicataria los ha mantenido en nómina hasta el pasado viernes 19 de octubre.

“La empresa nos ha tenido al tanto de todo el proceso y ha tenido una buena actitud manteniendo nuestros contratos el máximo tiempo posible, pero sentimos incertidumbre porque vemos que la cafetería no se reabre”, indica uno de los trabajadores, que según se les comunicó desde la anterior adjudicataria, serán “subrogados cuando entre la nueva empresa”.

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