Organizar la movilidad

El Ayuntamiento de Zaragoza estudia crear aparcamientos específicos en las aceras para bicis y patinetes.

Patines y bicicletas de uso compartido invaden las aceras de Zaragoza
Patines y bicicletas de uso compartido invaden las aceras de Zaragoza
Toni Galán

El Ayuntamiento de Zaragoza estudia crear aparcamientos específicos en las aceras para bicicletas y patinetes eléctricos. Pero la acelerada proliferación de este tipo de vehículos no contaminantes reclama más medidas que la de habilitar espacios para depositarlos cuando no son utilizados; exige una regulación urgente y un uso sensato, siempre fuera de las aceras.

Los patinetes eléctricos, cuyas ventas se han disparado, además de la multiplicación de su alquiler, ofrecen muchas ventajas. La principal es que no producen emisiones. Por ello forman parte de un profundo cambio en la cultura urbana. Cada vez más se opta por los transportes públicos y por los vehículos no contaminantes. Pero la proliferación de bicicletas, patinetes, motos eléctricas, monopatines y ‘segway’ sin orden ni control en espacios reservados para los peatones está despertando críticas por parte de vecinos y colectivos sociales como los de los invidentes. Además, no tiene sentido que una empresa privada puede ocupar la vía pública sin que medie contraprestación a los vecinos que la mantienen con sus impuestos.

El Ayuntamiento zaragozano ya está preparando dos normativas: una para regular la circulación de estos vehículos y otra para hacer lo propio con el uso de la vía pública. No obstante, parece que estas normas, cada día más urgentes, van a tardar en llegar tras el reciente anuncio que hizo la Dirección General de Tráfico de que regulará el uso de estos ‘vehículos de movilidad urbana’ en la ley de Tráfico. Se quiere esperar a ver el marco legal que perfila la DGT. Sea como fuere, habrá que hilar fino y con mucho ingenio para conciliar los intereses y derechos de todas las partes. Lo que está claro es que las aceras deben ser para caminar, a excepción de carritos de bebés y sillas para personas con discapacidad. Confiemos en que sobre ese punto ni la DGT ni los ayuntamientos tengan ninguna duda.