“Lo que sufren ahora en Valdespartera lo sufrimos nosotros 52 semanas al año”

La asociación Stop Ruidos Casco Histórico denuncia los problemas de ruido y suciedad que sufren durante estas fiestas del Pilar, una situación con la que también tienen que lidiar el resto del año.

Suciedad en el Casco Histórico
Suciedad en el Casco Histórico
L. R.

El Casco Histórico sigue llenando sus calles y locales noche tras noche durante las fiestas del Pilar, a pesar de que la oferta festiva se ha repartido por otras partes de la ciudad. La zona con más solera de la capital aragonesa mantiene el tirón y se ha convertido en un clásico que nunca muere durante las celebraciones. El problema llega cuando el ocio y la diversión de unos choca con el derecho al descanso de otros, una situación contra la que la asociación Stop Ruidos Casco Histórico lleva luchando cerca de un año.

“Estamos desesperados”, asegura Antonio Pérez, presidente de la agrupación. “Es inconcebible que un Ayuntamiento anteponga las fiestas al descanso y al bienestar de los vecinos”, lamenta este vecino del Casco, buen conocedor de la situación.

Además, pese a que el problema del ruido que genera el ocio nocturno se agudiza con la llegada del Pilar, es algo con lo que tienen que lidiar todos los fines de semana, de jueves a sábado. “Lo que sufren ahora en Valdespartera nosotros lo sufrimos 52 semanas al año”, apuntan desde la plataforma, que se solidariza con los vecinos del barrio en el que se ubica el Espacio Zity y en el que se han registrado hasta 150 denuncias por orinar en la calle. “Hemos comprado ventanas dobles y hay quienes se han puesto el aire acondicionado en el dormitorio para no tener que abrir las ventanas en verano, pero no podemos seguir viviendo así”, manifiesta Pérez.

Ocio sí, pero racional

El presidente de Stop Ruidos cree que el problema ha ido creciendo de año en año por “la permisividad” de las autoridades, pero tiene claro que la solución es sencilla: “Hay una normativa a nivel nacional y local, en Zaragoza, solo pedimos que se cumpla”.

La ordenanza fija en 65 los decibelios máximos permitidos en el exterior de los edificios, aunque el límite se reduce a 55 durante la noche. Para demostrar que la presión sonora que soportan los vecinos del Casco supera lo permitido, Stop Ruidos ha medido durante tres meses los decibelios generados por el jolgorio de los fiesteros a las puertas de los bares en la zona del Tubo. “Estos datos se han presentado a Urbanismo, Medio Ambiente, Policía Local y Justicia de Aragón y estamos esperando una respuesta por su parte”, explican desde la asociación.

Según los datos publicados por la agrupación en su cuenta de Twitter, durante el primer fin de semana de Pilares, el nivel sonoro continuo que tuvieron que soportar los vecinos desde las 7.00 a las 19.00 fue de 66,6 decibelios. En la franja que va desde las 19.00 a las 23.00, sus mediciones llegaron a alcanzar los 73 decibelios. Durante la noche, de 23.00 a 7.00, soportaron hasta 69,9 decibelios, 15 por encima de lo permitido.

“Se incumple el artículo 43 de la Constitución, en el que se dice que los poderes públicos deben organizar y tutelar la salud pública de los ciudadanos”, considera Pérez, que recalca que su discurso no es un alegato contra la fiesta, sino contra la juerga desmedida: “Soy el primero al que le gusta el ocio, pero racional, aunque parece que es algo que no existe”. Además, desde la asociación recuerdan que la fiesta no solo trae consigo un agravio para el sueño, sino que en muchas ocasiones acarrea también peleas, suciedad por los restos del botellón y actos vandálicos.

Pero Zaragoza no es la única ciudad en la que la fiesta parece haber ganado la batalla al descanso. Pérez apunta que se trata de una situación que se repite en muchos lugares de España, aunque en algunos ya se están llevando a cabo campañas de sensibilización. Cita como ejemplos a Vitoria, Málaga o Madrid, donde a mediados de verano lanzaron la iniciativa ‘Salimos sin molestar’. “Es algo que hay que analizar, conocer y cuantificar, para después proponer soluciones”, explica el presidente. Por ello, hace ya un tiempo comenzaron a acudir a la Mesa de Zonas Saturadas del distrito para trabajar junto a otros vecinos y asociaciones.

No obstante, no descartan “judicializar el tema o iniciar movilizaciones” si el problema del ruido –se calcula que unos 50.000 hogares aragoneses lo sufren- no comienza a mitigarse.

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