Depósitos de Pignatelli: un clásico a la vanguardia

Los depósitos, obra del siglo XIX de Ricardo Magdalena, vivieron a finales de los 80 su esplendor como sala expositiva, el uso que ahora recuperarán.

Imagen de una de las últimas exposiciones en los depósitos, en el año 2005.
Imagen de una de las últimas exposiciones en los depósitos, en el año 2005.
E. Casas / Heraldo.es

En 1876, el arquitecto municipal Ricardo Magdalena diseñó los depósitos cubiertos de Pignatelli, unas instalaciones que se integraron en el sistema de abastecimiento de agua de la capital aragonesa. Tras décadas de servicio, este curioso rincón –ahora oculto– de la ciudad fue clausurado a la espera de que alguna corporación municipal le diera una nueva vida.

Varios fueron los intentos. En 1980, el recinto se acondicionó tímidamente y, durante un tiempo, sirvió de sala expositiva. Para ello se abrió un acceso directo desde el parque Pignatelli. En aquella época se organizaron muestras de todo tipo y condición, en especial durante las Fiestas del Pilar. En las del 85, por ejemplo, una sobre naturaleza; en el 88, sobre la Inquisición.

Pero dada la precariedad de la reforma ejecutada –no contaba con medidas de evacuación–, el Consistorio zaragozano terminó cerrando el inmueble por los riesgos que conllevaba. La siguiente propuesta no llegó a cuajar. En 1987, el arquitecto Ricardo Usón redactó un proyecto para restaurar los depósitos con la intención de instalar allí el Museo de Bomberos. Una idea que quedó en el tintero.

Desde entonces, los depósitos, con 1.500 metros cuadrados de superficie, reabrieron sus puertas de forma esporádica para acoger diferentes propuestas. Entre las más recientes que se programaron destaca la exposición ‘Zaragoza de luxe’, sobre la estética de la capital aragonesa en los años 60 y 70, que se celebró en 2004. Formaba parte del ciclo ‘En la frontera’, al igual que la exposiciones ‘Hyperiment’ y ‘Souvenirs. Soldiers of the World’, dos de las últimas en instalarse en los depósitos de Pignatelli, en 2005.

Un año después probó suerte la multinacional Coca-Cola, cuya fundación estudió la posibilidad de llevar a este peculiar espacio subterráneo un museo de su colección de arte. Finalmente, y tras otro intento fallido en 2007 de crear un nuevo espacio cultural, los depósitos volverán a abrir en noviembre.

I. M.

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