Joaquín Merchán, "Hemos inventado escenarios casi todos los años"

El director del Centro de Historias repasa la evolución de los espacios de conciertos y el protagonismo de los ciudadanos en las Fiestas del Pilar.

Joaquín Merchán, desde el Centro de Historias, elogia las fiestas de la democracia.
Joaquín Merchán, desde el Centro de Historias, elogia las fiestas de la democracia.
Guillermo Mestre

Algo cambió en el Pilar con llegada del primer ayuntamiento democrático. Los 80 fueron los años del vértigo. Había que recobrar, con imaginación, el tiempo perdido: la libertad, la alegría, el desenfado. Había una incontenible sed de vida. De ahí que en la primera planta del Centro de Historias se haya instalado la sección: ‘Días de fiesta, 1980-2017’, que se resume en un sinfín de conciertos en diferentes escenarios, las carpas, las vaquillas, las verbenas populares o el ingreso de la Pilara en los Cabezudos.

Joaquín Merchán, pacense de 1956, vivió varios años en Caspe hasta instalarse definitivamente en Zaragoza. En 1982 llegó a Festejos, en los tiempos del concejal Luis García Nieto y su equipo: el llorado Ángel Martínez, Paco Vallés, Miguel Ángel Tapia; la lista es mucho más larga. Tenía experiencia en montajes y seguimiento. "Empezaron a hacerse conciertos en La Romareda. No se podía dañar el césped. Una vez que concluía un concierto y se desmontaba el escenario, un grupo de 50 personas recorría el campo y desandaba el mismo trayecto para recoger tornillería o cualquier objeto que pudiese lesionar a los futbolistas. Allí tocaron Spandau Ballet, Ramoncín, Golpes Bajos, Radio Futura, etc. Aún recuerdo un concierto de The Wailers. Durante el montaje se puso a llover. El césped se resintió. Si se perdía, era culpa nuestra; aquella vez, más: el Zaragoza perdió con el Madrid", dice.

Al principio era la Brigada Municipal de Carpintería quien hacía los escenarios de madera. "Fuimos aprendiendo a medida que hacíamos cosas. Serrat metió a 30.000 personas. A fuerza de experiencia nos fuimos haciendo expertos", dice. Después de La Romareda, que ya tenía una tradición musical coordinada por Plácido Serrano con las Fiestas de Primavera, el Pabellón Ferial se trasladó al Cuartel Palafox, que contaba con una gran explanada para las peñas y asociaciones, y la carpa de conciertos. "Allí ya ensayamos una programación mixta de conciertos y verbenas. Había gente que acudía a los conciertos, y otros que venían a la verbena a bailar. Ofrecíamos dos entradas distintas y llegamos a vender 25.000 personas en una noche que actuó La Trinca".

"Del Cuartel Palafox pasamos al Pabellón Francés, próximo a la Feria de Muestras y a La Romareda. Ya tenía tradición musical, recuerdo un espectacular concierto de Joe Cocker. Extraordinario. Y una noche de Camarón de la Isla. Venía con su médico, en una época difícil de relación con las drogas. Recuerdo que se sentó, lo llevé de la silla al escenario, y cantó de maravilla. Vinieron más de 5.000 personas de la etnia gitana. Para ellos y para algunos más, era como si hubiera venido Dios a la tierra en Zaragoza", recuerda.

"Hemos inventado escenarios todos los años. Y conciertos. El Pabellón de Festejos también ha sido un signo de identidad del Pilar. Del Pabellón Francés a La Chimenea y luego, con el Auditorio, a la Sala Multiusos y a la Sala Mozart. Estos han sido años de participación. La gente es la auténtica protagonista de las fiestas, con su entusiasmo y sus deseos de actividad y de diversión", resume Joaquín Merchán.

Consulta el programa de las Fiestas del Pilar en Heraldo Ocio.

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