El Ayuntamiento paga 33.000 € a una mujer por llevar por error a la fosa común los restos de sus padres y abuelos

La juez valora el daño moral sufrido por una mujer al descubrir que habían vaciado el nicho de sus padres y sus abuelos.

Cementerio de Torrero de Zaragoza
Cementerio de Torrero de Zaragoza
Guillermo Mestre

El Ayuntamiento de Zaragoza ha sido condenado a indemnizar con 33.000 euros a una mujer por el daño moral que le provocó comprobar que, por un "lamentable error", los restos mortales de sus padres y abuelos habían sido depositados en la fosa común del cementerio de Torrero. El Consistorio pensó que la familia había dejado de pagar el recibo, cuando en realidad estaba  al corriente de todos los pagos.

La sentencia del Juzgado de lo Contencioso 4 de Zaragoza indica que en este caso rigen los principios de "prioridad y exclusión". Y es por ello que, "legalmente", solo se reconoce el derecho a ser indemnizado al pariente más cercano. De tal modo que, aunque se había reclamado una indemnización total de 73.000 euros para la denunciante (hija de uno de los matrimonios y nieta del otro) y sus tres hijos,  la juez Concepción Gimeno ha limitado la compensación económica a la primera.

"Procede excluir del ámbito indemnizatorio a los hijos de la recurrente, hija y nieta de los fallecidos, a la que sí se indemniza por ser la persona más directa ya afectada en su daño moral, frente a los nietos y bisnietos de los mismos", argumenta la magistrada en la sentencia.

El fallo recuerda que en 2015 ya se produjo otro caso similar. Entonces, el Ayuntamiento de Zaragoza tuvo que pagar 18.000 euros por el error de perder tres cadáveres exhumados en Torrero y llevarlos a la fosa común. Se trataba de un nicho que estaba concedido a perpetuidad en la década de los 80 y que se vació sin contar con la anuencia expresa de los titulares del mismo. Los damnificados reclamaron 200.000 euros por el daño moral sufrido, pero la cantidad otorgada fue bastante inferior.

Distinta indemnización

Para diferenciar los dos casos y la indemnización, el Juzgado de lo Contencioso 4 de Zaragoza –que ha tramitado ambos– precisa que en el último "no se observa que al desgraciado resultado colaborase una actuación de los propios recurrentes o de un tercero". "Por tanto –añade–, no resultaría conforme a Derecho efectuar una reducción de la indemnización correspondiente en base al ‘reparto de culpas concurrentes’. Y por tanto, entendemos que la cuantía indemnizatoria para la afectada, hija y nieta de los fallecidos, que se fija en 33.000 euros, no resulta exhorbitada o desproporcionada". Por ese motivo, la cantidad de cada muerto son 8.000 euros de indemnización frente a los 6.000 del caso anterior.

El abogado que defiende el caso, Rafael López, del despacho Independencia 24, señaló que el Ayuntamiento pidió disculpas a la familia por los hechos que calificaron de un "lamentable error", pero no habían asumido posteriormente una responsabilidad del daño moral ofreciéndoles una cantidad a los afectados. Y por eso tuvieron que demandar finalmente al Ayuntamiento de Zaragoza. "Aunque alegaron los esfuerzos que hicieron en la fosa común para recuperar los restos con el fin de rebajar la indemnización, no llegaron más allá", agregó.

Operativo inédito con el IMLA

El Ayuntamiento de Zaragoza organizó un operativo inédito en el cementerio de Torrero con un grupo de bomberos y forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA). Estos profesionales lo afrontaron "como un reto" para intentar recuperar los cadáveres perdidos. Pero no lograron el rescate de los restos exhumados del nicho número 90 fila 2 en la manzana A2, que estaban vertidos y mezclados con los demás cadáveres que yacen en ese lugar.

La fosa común del cementerio de Torrero es como una cueva de unos 20 metros de profundidad y otros 20 de anchura, en la que los restos forman una montaña. Al ir a buscar los huesos de los cuatro cadáveres que se habían arrojado unos días antes, se dieron cuenta de que no se quedaron en la parte superior, sino que algunos de ellos se desplazaron a la zona próxima al nivel freático, empezaron su descomposición y esto hacía muy complicada la tarea de la identificación y su recuperación. Los forenses dieron por imposible la identificación de los cuatro cadáveres y el Ayuntamiento lo comunicó a la familia.

Distinta indemnización

Para diferenciar los dos casos y la indemnización, el Juzgado de lo Contencioso 4 de Zaragoza –que ha tramitado ambos– precisa que en el último "no se observa que al desgraciado resultado colaborase una actuación de los propios recurrentes o de un tercero". "Por tanto –añade–, no resultaría conforme a Derecho efectuar una reducción de la indemnización correspondiente en base al ‘reparto de culpas concurrentes’. Y por tanto, entendemos que la cuantía indemnizatoria para la afectada, hija y nieta de los fallecidos, que se fija en 33.000 euros, no resulta exhorbitada o desproporcionada". Por ese motivo, la cantidad de cada muerto son 8.000 euros de indemnización frente a los 6.000 del caso anterior.

El abogado que defiende el caso, Rafael López, del despacho Independencia 24, señaló que el Ayuntamiento pidió disculpas a la familia por los hechos que calificaron de un "lamentable error", pero no habían asumido posteriormente una responsabilidad del daño moral ofreciéndoles una cantidad a los afectados. Y por eso tuvieron que demandar finalmente al Ayuntamiento de Zaragoza. "Aunque alegaron los esfuerzos que hicieron en la fosa común para recuperar los restos con el fin de rebajar la indemnización, no llegaron más allá", agregó.

Operativo inédito con el IMLA

El Ayuntamiento de Zaragoza organizó un operativo inédito en el cementerio de Torrero con un grupo de bomberos y forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA). Estos profesionales lo afrontaron "como un reto" para intentar recuperar los cadáveres perdidos. Pero no lograron el rescate de los restos exhumados del nicho número 90 fila 2 en la manzana A2, que estaban vertidos y mezclados con los demás cadáveres que yacen en ese lugar.

La fosa común del cementerio de Torrero es como una cueva de unos 20 metros de profundidad y otros 20 de anchura, en la que los restos forman una montaña. Al ir a buscar los huesos de los cuatro cadáveres que se habían arrojado unos días antes, se dieron cuenta de que no se quedaron en la parte superior, sino que algunos de ellos se desplazaron a la zona próxima al nivel freático, empezaron su descomposición y esto hacía muy complicada la tarea de la identificación y su recuperación. Los forenses dieron por imposible la identificación de los cuatro cadáveres y el Ayuntamiento lo comunicó a la familia.

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