Los pequeños diseñan los cabezudos en San José

La comisión de fiestas del distrito, organizó un taller artesanal de látigos y un concurso para la chiquillería.

Los jóvenes zaragozanos del barrio de San José presentaron sus creaciones en el concurso.
Los pequeños diseñan los cabezudos en San José
A. A.

Doce jóvenes promesas de la comparsa de cabezudos de San José se dieron cita este miércoles en el barrio zaragozano. En un desfile cargado de color y maña, los pequeños lucieron cada una de sus creaciones, todas ellas inspiradas en sus dibujos, videojuegos o cabezudos favoritos. Con los verdaderos protagonistas bajo el cartón, padres e hijos se congregaron alrededor de un recinto ferial a rebosar, con motivo del concurso de cabezudos artesanos.

Con el traje al completo, uno por uno desfiló sobre el escenario. El policía Drake de la Patrulla Canina, la Princesa India y hasta el torico de Escatrón se dieron cita sobre el tablado. Bajo él la imagen era distinta. Los móviles y cámaras querían plasmar para el recuerdo cada uno de los diseños que lucharon por alzarse con el primer premio.

"No ha sido una decisión fácil", aseguró el jurado. El duende Gabriel y el payaso encarnado por Mónica Gracia fueron dos de los finalistas. Sin embargo, fue la pequeña Vera Berges, con tan solo cuatro años, la que logró hacer las delicias del jurado. "Es mi cabezudo favorito", aseguró.

La Bruja fue un trabajo de un año entero, según contó Raúl Berges, el padre de la pequeña. "Empezamos a trabajar después del concurso del año pasado", relató. Con un globo como base, se comenzó a empapelar con periódicos. "Cada detalle se ha realizado con papel", explicó. El resultado final dio buenos frutos, y a la vista está, porque logró obtener el deseado oro.

Proyecto de comparsa

Cada detalle pudo ser percibido en el escenario. Las pinceladas o los relieves son fruto de un gran trabajo. Pero ningún cabezudo puede llegar a triunfar sin su látigo y por ello, la comisión de fiestas tenía preparado el veterano taller para los más pequeños. Una cita anual desde hace diez años, que ningún chaval quiso perderse.

Una larga fila esperaba su apertura. Por el módico precio de un euro, la chiquillería podría elaborar un látigo artesanal. "Pueden crearlo ellos mismos o comprarlo ya hecho", informó Elena Cobetti, de la comisión. Aunque la mayoría acudía con la ilusión de realizarlo a su gusto. "Nosotros hemos venido desde pequeños", aseguró Daniel Baquero. Acompañado de sus amigos Daniel Gascón y Aaron Aladren, elaboran cada año un látigo diferente. Sus creaciones no quedan solo ahí. "Lo utilizamos para correr", aseveró Baquero. Y es que, para los cabezudos de San José se augura un buen futuro.

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