Un caro viaje a ninguna parte

Tras la Expo de 2008, los usuarios dejaron de demostrar interés por la telecabina. En menos de tres años acumuló un déficit de 4 millones que nadie quiso asumir.

La telecabina sigue dando servicio entre el parque del Agua y la estación de Delicias.
El Ayuntamiento pretende que la telecabina se quede en la ciudad pese a que es deficitaria
JOSé MIGUEL MARCO

Casi 2.750 días después de que los motores dejaran de propulsar las 70 cabinas que surcaban el cielo del antiguo recinto de la Expo de Zaragoza, su propietaria, la UTE Aramón-Leitner, ha comenzado los trabajos para retirar del paisaje urbano esta deficitaria instalación.

Su corto viaje de apenas cinco minutos y un kilómetro de longitud, entre el incipiente barrio del AVE y el parque del Agua, apenas consiguió atraer al público, sobre todo turistas, aquel verano de 2008. Los zaragozanos, en cambio, le dieron la espalda tras la clausura de la muestra, lo que ocasionó un importante agujero económico. Entre 2009 y 2010 se acumularon unas pérdidas de casi cuatro millones de euros, incluidos los gastos de amortización.

Como ejemplo, en 2010 se subieron 35.673 personas, cuando el plan previsto hablaba de que lo harían casi 200.000. El año anterior la usaron 55.963, cuando las estimaciones esperaban 190.000.

El grupo de la nieve reclamó parte del déficit al Ayuntamiento, pero el entonces gobierno socialista municipal decidió no apostar por el proyecto, y no destinar ni un euro al déficit de esta infraestructura. Así, el contrato de explotación, que contemplaba una duración de 25 años, se rompió en menos de tres.

Hasta 2015, las cabinas siguieron balanceándose con el cierzo, lo que contribuía a la estampa desangelada del recinto de Ranillas tras la Expo. El 4 de mayo de aquel año se comenzaron a retirar y se resguardaron en las dos estaciones. Los primeros trabajos de estos días se centrarán en trasladar estas cestas.

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