Dos médicos dieron la voz de alarma ante la posible muerte del último fallecido en su casa

Ambos, vecinos de Jorge L. P., llamaron a las emergencias al advertir un fuerte olor en el rellano durante varios días.

El fallecido fue hallado en su vivienda del número 8 de la calle de Vázquez de Mella.
El fallecido fue hallado en su vivienda del número 8 de la calle de Vázquez de Mella.
Oliver Duch

El nuevo caso de muerte en soledad que se descubrió el pasado martes en una vivienda del barrio de La Romareda, y que eleva a ocho el número de víctimas registradas en lo que va de mes en Zaragoza, tardó cerca de dos semanas en descubrirse porque muchos de los vecinos del edificio se encontraban fuera de sus casas.

El número 8 de la calle de Vázquez de Mella, el bloque en el que fue hallado el cadáver pasadas las 19.00 del 14 de agosto, tiene doce alturas y dos viviendas por piso, aunque estos días debido a las vacaciones y al festivo del 15 de agosto no todos están ocupados. Esta circunstancia, sumada al hecho de que la mayoría de los residentes utiliza el garaje para salir del edificio y rara vez se encuentran unos con otros en el portal, según detalló una vecina que prefirió mantenerse en el anonimato, hizo que los vecinos tardaran varias jornadas en relacionar el mal olor que se respiraba en algunas zonas comunes con la muerte de uno de los habitantes del edificio.

De hecho, en un primer momento, las personas que están estos días en sus viviendas relacionaron el hedor con el incumplimiento del horario de bajada de basuras establecido por la comunidad de propietarios, por eso colgaron carteles por la finca advirtiendo de la necesidad de respetar estas normas de convivencia para evitar este tipo de circunstancias desagradables.

Según explicó una vecina de este bloque de La Romareda, el fallecido, identificado como Jorge L. P., habitualmente residía junto a sus padres, ambos de avanzada edad, en el piso en el que fue hallado sin vida. Pero al parecer, el hombre, de 57 años y con algunos problemas de corazón, llevaba varias semanas viviendo solo en el piso porque sus progenitores se habían marchado junto a una de sus hermanas a pasar el verano fuera de la capital aragonesa.

Fueron unos vecinos de la finca que son médicos de profesión quienes, sospechando que el mal olor de la escalera podía corresponderse con un proceso de descomposición, llamaron a los servicios de emergencia el martes por la tarde advirtiéndoles de la situación.

Una patrulla de la Policía Local y varias dotaciones del cuerpo de Bomberos, entre ellas una autoescala y una ambulancia, acudieron sobre las 19.00 hasta el lugar del aviso. Tras acceder al interior del inmueble, situado en la octava planta, encontraron el cuerpo sin vida de Jorge L. P. El hallazgo trastocó este miércoles la rutina de los residentes de la zona, muy cercana al IES Miguel Catalán y al hospital Miguel Servet.

Aunque los resultados de la autopsia no han transcendido, los agentes de la Policía Nacional que se desplazaron hasta la calle de Vázquez de Mella valoraron en un primer momento que el hombre podría llevar muerto unas dos semanas.

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