Las primeras pruebas de balizas luminosas en la traza del tranvía resultan poco satisfactorias

El Ayuntamiento ensaya distintos modelos para advertir del paso de los convoyes.

En primer término, una de las luces que se han instalado en el interior de la rotonda de Paraíso.
En primer término, una de las luces que se han instalado en el interior de la rotonda de Paraíso.
O. Duch

El Ayuntamiento de Zaragoza ha comenzado a hacer pruebas de señalización lumínica en el suelo en los cruces y pasos de peatones de la traza del tranvía. El objetivo es evitar que los despistes de los peatones acaben en tragedia, como sucedió el pasado mes de enero cuando se produjeron dos atropellos mortales. De momento, el primer ensayo resulta poco satisfactorio –las luces apenas son visibles a plena luz del día–, por lo que el Consistorio seguirá probando otras tecnologías a lo largo de las próximas semanas.

La idea es sincronizar la red de semáforos con las balizas que se iluminan ante el paso de un convoy para reforzar así la señalización de los puntos más peligrosos de la línea. Son luces led que deben resaltar cuando, por ejemplo, el viandante despistado anda mirando el teléfono móvil y el aviso luminoso debería hacerle parar en seco.

Coste cero

Según detallan desde el área de Movilidad, son mejoras propuesta en el contrato de señalización (API) y, por lo tanto, las pruebas hasta un determinado valor "tienen coste cero para el Ayuntamiento". En las últimas semanas ha comenzado en el interior de la rotonda de Paraíso, en cuyo pavimento se han llevado a cabo ligeras perforaciones para instalar las balizas. La intención es probar distintos tipos de luminaria, si bien las que ahora hay en marcha se ven muy poco y resultan casi testimoniales.

"Se ha escogido para la prueba un paso no semaforizado complejo", explican los técnicos municipales, que añaden que desde la rotonda se puede ir hacia el bulevar de Constitución y este "es un paso, que todo el día sometido a insolación, es decir, que no sensible a los contrastes por sombra". En este mismo punto se irán variando las balizas con el objetivo de "ganar mucho contraste durante el día" pero que a su vez "las luces no deslumbren por la noche", por lo que se contempla –incluso– experimentar con dos hileras y que se iluminen ambas de día y una solo en horario nocturno. Los leds que ya se han instalado están colocados a 45 grados para procurar que se vean en perspectiva, pero los técnicos reconocen que, al acercarse, el refuerzo de la luz roja pierde visibilidad. "Hay que mejorar su rendimiento", admiten. A lo largo de las próximas semanas se probarán distintos sistemas ópticos, que se irán evaluando en el laboratorio de la empresa. "Se trata de un proceso vivo, interactivo y en constante diálogo", explican.

La siguiente prueba consistirá en instalar una serie de tiras de led incrustadas en un perfil metálico con unas resinas de fijación al suelo. Este sistema requiere una perforación menor, si bien su presencia es más longitudinal. Son ristras transparentes con luces que, presumiblemente, funcionarían con intermitencia. "Se buscará la frecuencia de intermitencia para que llame más la atención: se irá probando con una cadencia en ámbar y con el parpadeo similar al de un semáforo de peatones", explican. Se trata de módulos de unos 60 centímetros, que no irán integrado dentro del asfalto sino que se situarán a nivel de las baldosas, a cota cero, enrasado con el terreno. "A lo largo del verano se habrán realizado todos los ‘test’ para dar qué sistema encaja mejor. En dos o tres meses se tendrá una idea clara de cuál es más resolutivo y se tomarán las decisiones precisas", dicen desde el Ayuntamiento.

Las luces en la traza tranviaria no son ninguna innovación sino que en ciudades como Bilbao llevan funcionando desde 2009. Han sido múltiples las mociones a pleno de los grupos de la oposición para incorporar esta mejora y ya en enero de 2013 la concejal de CHA Leticia Crespo llegó a colocar balizas (de papel) en las calles del Coso y César Augusto para tratar de impulsar una iniciativa, "que acabe con la sensación de inseguridad de los peatones ante la ausencia de barreras físicas", explicó la edil nacionalista en día.

Gómez de Avellaneda e Isabel la Católica, los puntos más críticos

Aunque en un principio parecía que la zona donde el tranvía pasa a cota –véase el Coso– podría resultar conflictiva con los peatones, tras siete años en funcionamiento de la línea completa del tranvía se demuestra que el mayor número de incidentes se han dado en el paseo de Isabel de Católica y en Gómez de Avellaneda. De la treintena de atropellos graves de los convoyes, seis se han producido en la zona en el entorno del hospital Miguel Servet y otros ocho en la arteria del Actur, a la altura de Grancasa. El diseño urbanístico de ambas zonas (con refugios de cemento entre la calzada y las vías) y el hecho de que haya paradas en paralelo de bus y tranvía (con las prisas por los trasbordos que eso conlleva) azuzan las imprudencias. No obstante, los atropellos con víctimas mortales sí se han producido en tramos más céntricos (la plaza de San Francisco, Gran Vía o Independencia), a pesar de que el tranvía advirtió con el sonido de su campana, inaudible para quienes van con auriculares, y lanzó una ráfaga de señales luminosas con sus faros, que a plena luz del día resulta imperceptible.

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