"El presupuesto se nos va en infraestructura, en vez de en la educación de nuestros hijos"

El equipo directivo del IES María Moliner, en el barrio Oliver, cuenta las limitaciones que tiene el centro y se muestra agradecido con un proyecto, el del Festival Asalto, que ha conseguido transformar una realidad social implicando a toda la comunidad educativa.

Las raíces de los árboles levantan parte del asfalto en el suelo del colegio.
Las raíces de los árboles levantan parte del asfalto en el suelo del colegio.
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Goteras, grietas en las paredes y un patio sin apenas bancos cuyo asfalto se está levantando a causa de las raíces de los árboles... Son algunos de los signos de envejecimiento y olvido institucional que afronta el IES María Moliner de Zaragoza, cuyo déficit a nivel arquitectónico ha despertado el interés del Festival Asalto a través de la propia dirección del centro. 

"Todos los meses celebramos una mesa en el barrio Oliver a la que acuden diferentes agentes que estamos interviniendo aquí, entre ellos los educativos. Cuando vimos la posibilidad de que el Festival se celebrara en la zona, transmitimos la iniciativa y nos pareció estupenda la idea de abrir el instituto al barrio. Había problemas de convivencia grandes y nos parecería importante que la convivencia traspasara las fronteras del instituto", afirma Mar Vázquez, la jefa de estudios del centro.

Así, desde hace unos meses, artistas locales y alumnos del instituto María Moliner trabajan a contrarreloj para mejorar las instalaciones de un instituto con múltiples desperfectos a día de hoy. "Nuestro edificio es muy antiguo y no se han realizado reformas integrales. Estamos pidiéndole a la DGA recursos porque tenemos un edificio totalmente decadente", afirman desde la dirección del instituto.

Paradójicamente, el espacio que peor está es el patio del colegio, un sitio "muy negativo" que a juicio de los docentes "no invita ni al recreo ni a nada, y mucho menos a establecer una convivencia pacífica" entre los diferentes alumnos de ESO y ciclos formativos.

"El patio es el lugar de comunión de todo el instituto, al que todos los días bajan dos veces; y, sin embargo, no invita para nada a estar. Al revés, se pelean por el sitio en el que sentarse o ves que los niños se quedan en el suelo y están con el móvil", lamenta una docente.

El reto de "dinaminar" un espacio decadente para evitar conflictos

Cuando dieron cuenta de esta situación a los artistas del Festival Asalto, los educadores aseguran que respondieron al reto encantados. "Queríamos que nuestro alumnado tuviera un espacio para la convivencia, puesto que no tenemos ni bancos en el recreo. Los críos no quieren bajar porque no hay actividades que hacer y quisimos dinamizar este espacio común de tal manera que surgiera una convivencia pacífica para evitar conflictos", asegura Vázquez.

A raíz de esta iniciativa artística y social que "tanto bien" ha hecho en el barrio ha surgido también en redes sociales un "interesante" debate sobre las responsabilidades de la administración a este respecto. Por su parte, desde el centro reconocen que llevan "luchando" desde principio de curso por cambiar las cosas. "Nadie puede imaginar hasta qué punto...", confiesa la jefa de estudios, quien añade que todas las reformas estructurales que se están llevando a cabo se financian con partidas del instituto.

"Solamente arreglar una gotera nos ha costado un montón de dinero, y el centro escolar no puede asumir todo este tipo de gastos… Al final, el presupuesto se nos va en eso en lugar de invertir en la educación de nuestros hijos", puntualizan desde este instituto público que solo tiene buenas palabras para el proyecto de Asalto y los artistas.

"Es una iniciativa excelente, y nos sirve de punto de partida… Hasta ahora estábamos haciendo todo con los medios nuestros. Una pared que teníamos muy fea la pintaron los chicos de cuarto con elementos distintivos, como una pelota de baloncesto, unas deportivas... Son pequeñas actuaciones, pero necesitamos un apoyo muy grande de la Administración, porque hay carencias desde el momento que entras hasta el momento que te vas", afirman las mismas fuentes, que reivindican una educación más justa para sus chicos.

"Nuestros niños se merecen lo mismo que los demás"

"Este centro invita poco a venir, y por mucho que pongamos ganas el edifico es lo que es. Tenemos un hándicap que es el hándicap del barrio Oliver. Es injusto que estos críos que, a nivel social son un grupo marginal o desfavorecido, encima vengan al centro escolar y se tengan que encontrar también un espacio marginal y horrible. Ellos también quieren cosas interactivas, no un trozo de cemento levantado y paredes que se caen. Nuestros niños se merecen lo mismo que los demás", reivindica la dirección del centro, que se muestra al mismo tiempo esperanzada e ilusionada por un proceso, el de la iniciativa de Asalto, que está siendo "socialmente innovador y muy enriquecedor".

"Asalto va a darnos otra faceta distinta de cara al mundo del arte en el que se mueve. Han hecho algo que muy pocos festivales hacen: implicarse con la gente y estar metidos en el meollo social", concluyen, por su parte, los responsables del Plan Integral del Barrio Oliver (PIBO).

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