Diez personas de más de 65 años han muerto solas en sus casas en los últimos ocho meses

El último caso fue descubierto este lunes en una vivienda de la Gran Vía de la capital aragonesa.

La Hermandad de la Sangre de Cristo ha trasladado el cadáver del hombre hasta el IMLA pasadas las 14.00.
La Hermandad de la Sangre de Cristo ha trasladado el cadáver del hombre hasta el IMLA pasadas las 14.00.
Oliver Duch

Cada vez son más frecuentes las noticias de personas mayores de 65 años que mueren solas en sus viviendas y son encontradas por los servicios de emergencias días después del deceso. En Aragón, en los últimos ocho meses, se han conocido una decena de fallecimientos en estas circunstancias, aunque forenses y bomberos, entre otras asistencias, afirman que esta cifra podría ser aun mayor, ya que en los últimos años se ha producido un repunte de este tipo de casos y se le ha impreso tal cotidianidad al asunto que en ocasiones ni siquiera se facilita información a los medios de comunicación.

Este ejercicio, uno de los primeros organismos en poner de relieve esta problemática fue la subdirección turolense del Instituto de Medicina Legal de Aragón, que informó de que solo en las áreas de la capital y Calamocha se habían registrado siete muertes de este tipo entre enero y diciembre de 2017. A la par que facilitaba este dato, el instituto forense advertía de que podría tratarse solo de la punta del iceberg porque ellos intervienen en los casos que llegan al juzgado para certificar el fallecimiento y sus causas, pero hay ocasiones (sobre todo en núcleos rurales) que es el médico de familia quien, avisado por parientes o vecinos, determina estos extremos.

El repunte de las muertes en soledad no se debe exclusivamente a un factor: es una suma de condicionantes entre los que aparecen el envejecimiento demográfico, la escasa adaptación que padecen algunas personas de la tercera edad y la soledad motivada por los cambios sociales. En este sentido, son muchos los sociólogos y antropólogos que creen que parte de la sociedad actual ha desplazado a sus mayores de la unidad familiar.

Varios casos en Zaragoza

Hasta este lunes, cuando a mediodía se descubrió en un piso de Gran Vía el cuerpo sin vida de un jubilado, el último caso conocido se había registrado el 19 de mayo. Aquel sábado un hombre llamó a la Policía para alertarles de que llevaba varios días sin saber nada de un familiar de 68 años que residía solo en la calle de Nuestra Señora de Fuenfría, en Las Fuentes, y estaba preocupado. El cuerpo policial movilizó a los Bomberos de Zaragoza, que accedieron al inmueble tras forzar la puerta. En el interior encontraron el cadáver del jubilado y determinaron que la muerte se había producido varias jornadas antes.

Tan solo 24 horas después, los efectivos del 080 tuvieron que intervenir en un servicio similar en la misma zona. Aunque en aquella ocasión no se trataba de una persona que vivía sola (compartía un inmueble unifamiliar con otras personas), sí que se determinó una situación de abandono y soledad, porque sus compañeros de piso convivieron con el cadáver (que fue hallado en una habitación cerrada por dentro) durante días. Este es un rasgo común en la mayoría de muertes en soledad que se han conocido en los últimos meses. Tras varias jornadas sin noticias de los jubilados, son sus vecinos o algunos de sus parientes los que dan la voz de alarma a la Policía o a los Bomberos.

Alertan vecinos y familiares

En este sentido, uno de los episodios más tristes fue el que protagonizó Carmelo G. Este hombre de 80 años vivía solo en un piso de la calle del río Huerva de Zaragoza y durante la jornada del 31 de diciembre de 2017 sufrió una caída. El anciano no pudo incorporarse ni pedir auxilio. El 2 de enero, tres días después del accidente, una de sus vecinas llamó a la Policía extrañada por no haber visto a Carmelo. Ella misma abrió la puerta a los agentes porque tenía llaves. Dentro hallaron al hombre con múltiples heridas e hipotermia. Ingresó en la clínica MAZ en extrema gravedad y murió poco después porque no pudo recuperarse de sus heridas y falleció en el hospital.

Además de estos casos, desde diciembre en Zaragoza se han conocido otros tres más (incluyendo el de este lunes) y otros tantos en Teruel. No es un problema exclusivo de España: desde enero en el Reino Unido funciona una secretaría de Estado de la soledad. El Imserso anunció a principios de año que trabaja en una estrategia nacional para abordar el problema, que es probable que continúe a pesar del cambio de Gobierno.

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