Argelia Queralt: "Tener referentes femeninos en la política es muy importante"

De la Universidad de Barcelona, Queralt dio en Zaragoza una charla sobre la cuestión territorial invitada por la Asociación de Federalistas de Aragón.

Argelia Queralt, antes de la conferencia en Zaragoza.
Argelia Queralt, antes de la conferencia en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Mayoría femenina de ministras; Borrell en Exteriores; una andaluza, una vasca y una catalana en tres carteras centrales... ¿Es la de Sánchez una apuesta seria o una estrategia de márquetin?

Yo creo que va más allá del márquetin. Primero, la visibilización de las mujeres, el solo hecho de que estén ahí, es muy importante. Además, son personas de primerísimo nivel;no hay ninguna duda de su capacidad. Ninguna.

¿Qué puede aportar esa gran mayoría de mujeres en el primer nivel del Gobierno?

El solo hecho de que estén es muy importante: pasas a tener referentes femeninos en la política. A partir de ahí, en las políticas se va a incorporar una perspectiva de género;al diseñar las políticas, es importante tener en cuenta su impacto en las mujeres.

¿En qué sentido?

Cuando se hacen políticas aparentemente neutras pensando en los hombres, luego al aplicarlo a las mujeres pueden generarse disonancias y discordancias.

Desde su punto de vista, el modelo de organización territorial en España precisa de «una notable puesta al día». ¿A qué se refiere?

Tenemos una Constitución hecha hace 40 años que respondía a las necesidades de aquel momento; se hizo lo que se pudo, y se hizo bien. Pero no es normal que a estas alturas no se haya modificado, salvo por exigencias de la UE. Primero, tenemos un modelo territorial que no está definido en la Constitución: no sabemos si somos autonómicos, federales… Hay que arreglar el tema competencial: establecer qué competencias son de unos, cuáles de otros, etc. El Senado: hay que hacer una reforma seria. Y, muy importante, las relaciones entre las comunidades autónomas y el Estado no están bien definidas.

Pero con 84 diputados y sin control del Senado es una utopía.

Ahora es imposible, pero se pueden sentar ciertas bases; sobre todo, rebajar la tensión. Y desmontar alguna de las mentiras que han lanzado los ‘procesistas’, los que se han subido en el carro de la república y del ‘mandato del 1 de octubre’. Han construido un relato sobre mentiras o sobre medias verdades.

Usted ha sido muy crítica con el desafío del independentismo catalán al Estado. ¿Está de acuerdo con el acercamiento de Sánchez a esa parte de Cataluña?

Para mí es indispensable que se vuelvan a tender puentes de diálogo y de acercamiento. Creo que la situación es muy compleja, y que por tanto no se va a arreglar en esta legislatura –ojalá me equivoque–. Pero la cerrazón que había en el anterior Gobierno respecto del conflicto catalán, el no hacer política, ha sido un absoluto error; ha permitido avanzar a los independentistas políticamente, también en la esfera internacional, y ha favorecido el llegar a ese callejón sin salida en el que nos encontramos ahora.

Los expertos alertan contra los ataques a la libertad de expresión en España, tanto gobiernos de derecha como de izquierda (leyes autonómicas contra la LGTBfobia). ¿Cómo ve este fenómeno?

Creo que son fenómenos diferentes. Hay un problema, y es que se está criminalizando la libertad de expresión en exceso. O penalizando. A mí me preocupa mucho la Ley de Seguridad Ciudadana, porque deja en manos del policía de a pie determinar si se están cometiendo una serie de faltas, de contravenciones del ordenamiento, de manera inmediata y muy subjetiva. La ley incorpora además un fin que es la tranquilidad ciudadana; pero esto no es ningún bien jurídico o constitucional, no existe como tal, y no se pueden limitar derechos fundamentales de la ciudadanía para garantizar esa tranquilidad ciudadana. Porque, sí, el ejercicio de los derechos fundamentales muchas veces molesta, pero precisamente porque molesta nos hace reaccionar; esa es su función.

Los jueces alegan que se limitan a aplicar las leyes aprobadas.

Pero luego está la interpretación restrictiva que hacen el Tribunal Supremo y el Constitucional respecto de la libertad de expresión. Lo vemos con los cantantes, los tuits, etc. Cuando el tribunal de Estrasburgo además ya ha dicho varias veces que la ley que se está aplicando es desproporcionada, que sanciona de una forma excesivamente dura un derecho como la libertad de expresión.

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