Trenes y vino comparten historia en una vía con nombre aristócrata

Las luchas vecinales, con el eco de la heroína de los Sitios, aún resuenan a lo largo del kilómetro y medio de Duquesa Villahermosa, una arteria esencial en Las Delicias.

Vista de la calle de la Duquesa de Villahermosa
Trenes y vino comparten historia en una vía con nombre aristócrata
Aránzazu Navarro

Si se sabe hilar el discurso con cierta destreza, los 1.500 metros de la calle de Duquesa de Villahermosa dan para hablar de los caldos de Cariñena, de las ‘casas baratas’ de la Segunda República e incluso del Museo Thyssen. Aunque en apariencia no presente reclamos de relumbrón, esta arteria de Las Delicias tiene muchos alicientes. Habría que mentar también la impronta del colegio de las Hijas de San José (en las esquina con Unceta), el flamante Banco de Sangre y Tejidos (reconocido con el premio de arquitectura Ricardo Magdalena) y el antiguo psiquiátrico, hoy integrado en el parque Delicias.

Este gran eje zaragozano se articula sobre las que antaño fueron vías férreas y figura en el callejero con el nombre de la duquesa desde 1944. Se rinde así merecido reconocimiento a la aristócrata Manuela de Pignatelli y Gonzaga (Fuentes de Ebro, 1753), que tras enviudar de Juan de Aragón Azlor se instaló en Zaragoza con sus hijos y se puso a las órdenes de Palafox. Cuentan que participó en arriesgadas acciones y contribuyó con su fortuna a los gastos de la defensa, méritos suficientes para que los restos de esta heroína descansen en una capilla en la Seo.

Su último servicio a la ciudad quizá fuera prestar su nombre a una gran calle –con aires de avenida–, que se urbanizó a mediados del siglo pasado pero que ya antes tenía marcado su camino... De hecho, la actual Duquesa Villahermosa se ubica entre lo que antaño era la carretera de Valencia y el ferrocarril de Cariñena. Las Delicias era entonces una maraña de raíles, con las estaciones del Campo Sepulcro, Caminreal y la que nos ocupa, que se inauguró en 1887 para exportar la producción vitivinícola a Francia. "La estación estaba en la actual calle de Cariñena –de ahí su nombre–, junto a la calle de Santander, pero las vías sí pasaban por todo Duquesa Villahermosa antes de ir a Casablanca, Cuarte, Cadrete...", explica Marco Antonio Campos, del Centro de Interpretación del Ferrocarril de Cariñena (Cifccc). "Las comunicaciones de la comarca se revolucionaron con la inauguración de la línea de vía estrecha entre Cariñena y Zaragoza, que redujo el tiempo de viaje de cinco a dos horas", añaden, antes de comentar que la estación sale en una película de Florián Rey.

La línea perduró hasta 1933, momento en el que Duquesa Villahermosa emprendió otra singular aventura: la apuesta por las viviendas modestas que darían como resultado la Ciudad Jardín del Terminillo, un reducto de pequeñas parcelas, diseñadas en 1936 por el arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro. Con sus parras en los patios y el característico olor a leña durante el invierno, esta singular barriada de unas 400 viviendas es un remanso de paz dentro de un barrio hiperactivo. No fue hasta los años 70 cuando se comenzó a urbanizar el distrito, que algunos vecinos decían que era "de barro" por los polvorientos caminos que conducían a él.

No fue esta la única zona de Duquesa Villahermosa que durante años estuvo aguardando el momento de ver la luz. De hecho, si se le pregunta a cualquier vecino enseguida rememoran las décadas de reivindicaciones que les costó conseguir equipamientos en las llamadas ‘Esquinas’. Hoy hay un centro cívico, un teatro y un polideportivo con piscina, pero durante años –cuarenta ni más ni menos– apenas fue un enorme solar, las más de las veces convertido en lodazal.

José Luis Zúñiga, presidente de la asociación de vecinos Manuel Viola, recuerda cómo la rotonda entre Duquesa Villahermosa y Vía Hispanidad fue objeto de un enmarañado proceso que enfrentó intereses de los partidos gobernantes en la DGA y el Ayuntamiento. "Hace unas semanas descubrimos junto al alcalde Santisteve una placa conmemorativa del esfuerzo de los vecinos que fructificó en la construcción del parque Delicias", cuenta Zúñiga. En el acto intervinieron Simeón Híjar y Vicente Rins, representantes históricos de la lucha vecinal en Delicias, que rememoraron cómo se inició la pelea por recuperar los terrenos del antiguo psiquiátrico en 1972 y cómo, aunque la rotonda se creó en 1987, no fue hasta 2005 cuando se pudieron estrenar los equipamientos.

Además de la nueva placa, en el paseo por Duquesa Villahermosa también hay numerosas piezas de arte público como la pica sinuosa que plantó el escultor Carlos Ochoa en la rotonda de Vía Univérsitas (a algunos les recuerda a un brujo) o los brazos alzados que protegen el planeta (Rafael Barnola, 1991) en la plazuela donde también hay un monumento a Isabel Zapata, que lleva la firma de la Asociación Pablo Gargallo.

Para cerrar el círculo en torno a la Duquesa, hay que indicar que existe mucha más literatura sobre sus palacios de Pedrola, Huesca o Madrid (sede del actual Museo Thyssen) y también hay que hacer una postrera aclaración porque, en Zaragoza, su palacio se ubicaba en la calle de Predicadores y, precisamente, hay un callejón cerca de San Blas conocido como ‘el callizo del Duque’, en honor a su marido.

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