¿Qué fue de los quioscos de la ribera de la Expo?

Los locales de hostelería que se abrieron en 2008 sobreviven con dificultad. Alguno ha cerrado, y varios se traspasan.

Macanaz, uno de los quioscos que se construyó para la Expo.
Macanaz, uno de los quioscos que se construyó para la Expo.
P. F.

La recuperación de las riberas del Ebro fue uno de los grandes legados de la Expo a la ciudad. La transformación medioambiental y urbanística vino acompañada también de la construcción de nuevos quioscos y servicios en las riberas. Diez años después, los quioscos sobreviven con dificultad y los dueños afirman sentirse "engañados" por el Ayuntamiento.

En 2008, el Ayuntamiento licitó la construcción y gestión de cuatro nuevos quioscos en la ribera: Macanaz, Playa de los Ángeles (en la Almozara), Luna Morena (en el Actur) y Q4 (en las Fuentes). El procedimiento fue una concesión a 30 años con un canon anual. Los hosteleros critican que estos proyectos fueron mal desde el principio, con un sobrecoste en las obras que tuvieron que asumir ellos. Luego vino la crisis y las expectativas de negocio que tenían no se cumplieron.

Uno de los cuatro quioscos fue traspasado hace unos años (el de la Almozara). Otro está cerrado y deteriorado por el vandalismo (el de las Fuentes). Macanaz y Luna Morena están abiertos al público, pero sus dueños buscan gente interesada en un traspaso. También está cerrado desde hace varios años el restaurante El Puerto, en el embarcadero de Vadorrey, que se construyó para la Expo.

"Nos sentimos engañados"

"Ha sido un fiasco. Tuvimos que hacer una gran inversión y los beneficios no son los esperados. Aún estamos endeudados. La obra fue mucho más cara de lo que nos había dicho el Ayuntamiento. Los primeros años fueron buenos, pero luego vino la crisis y nos pasó factura", afirma Pedro Buisán, concesionario del quiosco de Macanaz, el más grande de los cuatro.

El quiosco está abierto ahora de miércoles a domingo. "Los primeros cuatro años no cerraba en todo el año. Luego he ido reduciendo el periodo de apertura para no perder mucho dinero. Ahora abro ocho meses al año, de la Cincomarzada al Pilar. Puede ser muy buen negocio por la ubicación y porque el canon no es alto. Yo lo vendo porque tengo problemas de salud. Para los que tuvimos que invertir desde el principio y pagar la construcción no es rentable. Para alguien que venga nuevo sí puede serlo", apunta.

Todos han ido reduciendo días de apertura. "Antes abríamos todos los fines de semana, también en invierno. Ahora solo de abril a octubre o noviembre. El negocio no da más de sí. Si pudiéramos, venderíamos o traspasaríamos. Nos sentimos totalmente engañados por el Ayuntamiento Tuvimos que hacer unas inversiones brutales y no hemos tenido ayudas. Además, el año pasado empezaron a cobrarnos el IBI con carácter retroactivo", se lamenta Alejandro Hoyas, concesionario de Luna Morena.

"El negocio es difícil, dependemos mucho del tiempo. Otros años abril y mayo son buenos meses para las terrazas, pero este año no lo han sido. Con las lluvias y el mal tiempo bajan mucho los ingresos", afirma. Ahora están abriendo de viernes a domingo. Cuando empiece el buen tiempo abrirán desde el miércoles. Y en verano, de lunes a domingo.

Además, en la ribera hay otras terrazas y locales de hostelería con otras condiciones de gestión diferentes a estos cuatro, como Le Pastis (junto al puente de Hierro), Le Parisien (en el parque de San Pablo), el Náutico, el Molino de San Lázaro, el Aura o los quioscos y bares del Parque del Agua.

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