Los hosteleros de la plaza de toros: "Nos han reventado San Jorge"

Los establecimientos próximos a La Misericordia lamentan las pérdidas económicas derivadas de la cancelación de la feria taurina.

Terraza del Asador Campo del Toro, en imagen de archivo.
Terraza del Asador Campo del Toro, en imagen de archivo.
Javi Bona

Una vez terminado el puente, los hosteleros del entorno de la plaza de toros de Zaragoza valoran las pérdidas económicas derivadas de la suspensión -o aplazamiento- de la tradicional feria de San Jorge. Para ellos, este fin de semana era sinónimo de llenazos en los turnos de mediodía y noche, pero la ausencia de corridas redujo ostensiblemente el número de reservas.

Con La Misericordia cerrada a cal y canto, el ambiente taurino propio de estas fechas se tornó en frialdad. Por la mañana, un paseo por la calle Gómez Salvo bastaba para apreciar la soledad del patio de cuadrillas. Sin sorteo previo, el vermú en las terrazas de Pignatelli resultó insulso. Y el vacío se esparció por la plaza del Portillo hacia Conde Aranda y María Agustín al caer la noche. No había faena que defender o criticar en los corrillos.

“Hemos pasado de tener dos o tres jornadas de gran ambiente a la ruina absoluta. El sábado fue un día más, el domingo cerramos porque apenas había reservas y el lunes fue un festivo corriente. Nos han reventado el fin de semana”, explica Chema Sanjuán, propietario del Asador Campo del Toro, establecimiento que en San Jorge solía dar 125 comidas y otras tantas cenas.

“Dos semanas antes de San Jorge completábamos las reservas. Pero no solo son las comidas y las cenas; había gente desde por la mañana hasta la madrugada. Junto al Pilar es nuestra gran oportunidad de hacer caja, y ha quedado muy mermada”, añade Sanjuán, coincidiendo con la opinión de Ismael Serrano, propietario y jefe de cocina de Azarina Fussion.

“El lunes hubo más gente que el sábado y el domingo, pero echamos mucho de menos el ambiente taurino que se respiraba desde primera hora. Otros años venían aficionados de distintos lugares de España y el establecimiento estaba animado durante toda la jornada. Este San Jorge tuvimos que contratar a unos mariachis para que alegraran un poco el día, que de por sí era gris”, señala Serrano, y destaca la necesidad de “alzar la voz” frente a la cancelación del ciclo.

“Independientemente del negocio, es una pena que Zaragoza se quede sin toros por San Jorge. Esperemos que esto no vuelva a suceder porque, más allá del dinero que genera, este espectáculo es una seña de identidad de nuestra Comunidad”, valora Serrano.

Al igual que la mayoría de hosteleros de la zona, tanto él como Sanjuán son grandes aficionados a la tauromaquia. Los negocios cercanos a La Misericordia viven fundamentalmente de los toros. Y es imprescindible cuidar su futuro. “Los políticos deberían pensar más en las consecuencias de sus actos. Por su culpa hemos llegado a esta situación, que perjudica a la afición aragonesa y a todo el sector. Hay que tomar medidas para que no se repita”, indica el propietario de un bar de Conde Aranda, y asegura que “en proporción, las pérdidas de los pequeños establecimientos son más importantes que las de los grandes restaurantes”.

Por último, otro hostelero que también prefiere no revelar su identidad denuncia que “de entrada, los negocios de la zona son los que han pagado la incompetencia de la Diputación Provincial de Zaragoza a la hora de realizar un nuevo pliego y asegurar la celebración de las dos ferias exigidas”.

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