"Mi marido desapareció de un psiquiátrico y hace un año que nadie sabe nada de él"

María Peña Andrés lleva desde abril de 2017 sin conocer el paradero de su esposo, Lorenzo Nieto, que se marchó de un centro zaragozano de Garrapinillos en pijama y zapatillas.

Un momento de la búsqueda efectuada por la Guardia Civil en los días inmediatamente posteriores a la desaparición Nieto.
Un momento de la búsqueda efectuada por la Guardia Civil en los días inmediatamente posteriores a la desaparición Nieto.
Guardia Civil

Lorenzo Mariano Nieto Peralta, de 58 años, está en paradero desconocido desde el 11 de abril de 2017. En la tarde de ese día se marchó en pijama, bata y zapatillas del Neuropsiquiátrico Nuestra Señora del Carmen de Garrapinillos, donde estaba ingresado por la grave depresión que padecía y ya nunca se ha vuelto a saber nada más de él. Durante los primeros días se le buscó de manera intensa por la zona tanto por familiares y amigos como por la Guardia Civil, que organizó rastreos a pie ayudados con perros y también con buceadores por el Canal Imperial. Pero todo fue infructuoso.

El tiempo ha ido pasando y María Peña Andrés, su mujer, siente que su caso ha sido olvidado por todos. La búsqueda masiva del niño Gabriel Cruz en Almería la ha vivido casi como propia, pues sabe perfectamente lo que tenían que sentir sus familiares. «Me daba mucha pena porque sabía por lo que estaban pasando. Es muy duro tener un familiar desaparecido, porque no sabes si está vivo o muerto y no puedes hacer el duelo», afirma.

María Peña Andrés presentó una denuncia por la desaparición de Lorenzo Nieto para averiguar cómo habían sido las circunstancias en que se había producido y la responsabilidad en la que podría haber incurrido el centro.«Yo lo llevé allí derivado de urgencia por su médico psiquiatra ante el peligro de suicidio que corría por su enfermedad. No quería vivir. Estaba muy discapacitado porque no quería salir de la cama y andaba con dificultad. Estábamos todo el tiempo vigilándolo para que no hiciera nada irreparable. Esperaba que allí hicieran lo mismo», recuerda.

Cuando ingresó, los médicos le aplicaron lo que llaman «régimen de bata», es decir, como medida de seguridad se les cierra el armario en el que tienen su ropa de calle y efectos personales y se les deja con la bata, el pijama y zapatillas para evitar que salgan a la calle. Y de esta guisa, indocumentado y sin dinero, el 11 de abril Lorenzo Nieto salió por la puerta del psiquiátrico sin que nadie se lo impidiera. «Primero me dijeron que había saltado una tapia de dos metros, algo que era imposible por su sobrepeso y porque se movía con problemas, luego que lo vio el vigilante de seguridad pero que, como no se podía mover de su sitio, entró al centro para comunicarlo y cuando salieron a buscarlo ya no lo encontraron», explica María Peña Andrés.

La Guardia Civil organizó un dispositivo de búsqueda por las riberas de las numerosas acequias y pozos que existen en el barrio rural, los campos y también por el Canal Imperial. Fuentes de la Comandancia han afirmado que, a pesar del tiempo transcurrido, nunca dan un caso por cerrado, que a lo largo del año han seguido haciendo gestiones y que las patrullas del lugar siguen mirando en zonas en las que se haya podido ocultar un cuerpo.

María Peña Andrés señala que dos días después, amigos, allegados y familiares de Nieto quedaron en el parquin del centro neuropsiquiátrico, donde se repartieron mapas de la zona para hacer una batida por los alrededores. Ese día lo recuerda con amargura pues sobre las dos de la tarde, cuando estaban esperando que llegara el último grupo, afirma que el médico de guardia les llamó la atención por estar allí sin su conocimiento. «Nos dijo que nos fuéramos porque si no nos iba a denunciar por allanamiento de morada. Yo le contesté que había ido a buscar a mi marido y le pregunté tres veces si sabía dónde estaba. Él se marchó sin darme respuesta», relata.

La mujer cree que deberían haberlo vigilado y custodiado mejor, debido al grave cuadro clínico que presentaba –problemas de memoria y desorientación, sumados a la depresión y ansiedad severos– y que, aunque no estaba incapacitado, no ingresó de forma totalmente voluntaria sino derivado por su médico.

No obstante, el director del neuropsiquiátrico de Garrapinillos, el doctor Pablo Padilla Mendívil, manifiesta que es un centro abierto, que el paciente no estaba incapacitado e ingresó voluntariamente. Subraya que los enfermos psiquiátricos gozan de la misma libertad que los que están ingresados en cualquier hospital general. «Es una tragedia y una desgracia, pero los enfermos tienen total libertad para entrar y salir», señaló a este diario.

Así lo declaró también ante el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza, a petición de las abogadas de Peña Andrés, Mirta Manrique y Zaira Milán, que recurrieron el archivo de la denuncia. Tras valorar su testimonio, el magistrado no apreció ningún delito y volvió a sobreseer el caso provisionalmente al estimar que no se había acordado el internamiento involuntario de Nieto ni su custodia forzosa.

«Si bien en atención a los problemas sufridos por los pacientes se debería reforzar el control, no existía una obligación de impedimento correctivo de la salida del centro médico, lo que impide apreciar un delito de comisión por omisión o de mera omisión». Por eso, archivó el caso sin perjuicio de las acciones que pudieran derivarse en una vía distinta de la penal.

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