El Museo de Origami se resiste a plegar

La Escuela Museo de Origami de Zaragoza necesita más apoyos ante la dificultad de dar continuidad y desarrollo a las actividades de un espacio que abrió sus puertas en 2013.

Origami en el centro de Historias
Origami en el centro de Historias
Guillermo Mestre

El pasado mes de diciembre, la Escuela Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ), ubicada en la segunda planta del Centro de Historias, cumplió cuatro años. Hasta esa fecha, 107.000 personas habían podido disfrutar de sus exposiciones y actividades diversas programadas en este espacio.

Sin embargo, sus responsables llevan tiempo alertando de la difícil situación que atraviesa el museo y del peligro de que este desaparezca. La EMOZ ya lanzó en marzo de 2017 una llamada de apoyo ante la dificultad de dar continuidad y desarrollo a un proyecto cuyo origen se remonta a los años 40, cuando el doctor Eduardo Gálvez creó una tertulia en torno al plegado artístico del papel en el desparecido café Niké. Aquel primer grupo fue el germen de la EMOZ, el primer museo de origami de Europa.

Cada año este museo, que hasta ahora no ha contado con ayuda pública, arroja una deuda de más de 30.000 euros que ha llegado a plantear el cierre de sus instalaciones a corto plazo. Sí cuentan con apoyo municipal en lo que a infraestructura se refiere: el Ayuntamiento de Zaragoza cede sus instalaciones del Centro de Historias por la que la EMOZ se compromete a compensar 18.000 euros anuales.

“Nuestro proyecto necesita 90.000 euros anuales. El museo, con sus entradas, talleres, cursos, tienda y otras actividades aporta 50.000 euros anuales y solamente 10.000 provienen de empresas privadas", señalaban el pasado enero desde la EMOZ.

Un mes después la situación no ha cambiado mucho, aunque es sensiblemente mejor. “En los presupuestos del Gobierno de Aragón que se acaban de aprobar se ha incluido una partida de 10.000 euros para el Museo de Origami”, cuenta Jorge Pardo, director del museo.

“Aún estamos pendientes de cómo va a ser esta partida y tenemos pendiente reunirnos para conocer más detalles pero estamos contentos de que al fin el Gobierno de Aragón empiece a tenernos en cuenta, -añade-. Esto no soluciona el problema pero supone una ayuda moral para que el proyecto tenga continuidad”.

Para seguir adelante, la EMOZ quiere conseguir que la escuela-museo sea declarada de utilidad pública e impulsa una fórmula de micro-mecenazgo para sumar un nuevo respaldo en este sentido, aunque "la mejor manera de apoyar es venir a visitar el museo”, subraya Pardo.

Además, cuenta con una campaña de firmas en Change.org, con más de 1.500 rúbricas que, sumadas a las que han recogido en el propio museo, más de 4.000, servirán para reforzar el diálogo con instituciones públicas y privadas en busca de nuevos apoyos.

“El dinero no llega pero las ganas sí, -afirma el director del museo-. Este año vamos a seguir preparando muchas actividades y como siempre, cada tres meses cambian las exposiciones”.

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