Acuerdos judiciales inexplicables para las víctimas

Una mujer que sufrió un abuso sexual ve como cambian de cárcel a multa la pena a su agresor sin que ella tenga nada que decir.

El juicio por la pelea multitudinaria se celebró este lunes en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
El juicio se ha celebrado en la Ciudad de la Justicia.
Guillermo Mestre

"Yo soy la víctima. ¿No puedo opinar si me parece bien o mal? ¿Todo esto se ha hecho sin mi voz ni mi voto? ¿Es que creen que no tengo nada que decir?". Estas preguntas las lanzaba este miércoles al aire ayer una mujer que denunció un delito de abuso sexual esperando unas respuestas que nadie le iba a dar ya.

Llevaba un año y dos meses aguardando que se celebrara el juicio contra su agresor, Dumitru Vicliuc, al que denunció el 4 de diciembre de 2016 después de que se metiera en la barra del bar de la calle de Reina Fabiola en la que trabajaba de camarera, intentara besarla y terminara empujándola contra la pared y sometiéndola a tocamientos hasta que logró quitárselo de encima. Antes había hecho lo mismo con una joven clienta del bar.

Eran las 14.30 y todo lo que hizo quedó grabado por las cámaras de seguridad del local. Las dos mujeres lo denunciaron y el fiscal solicitaba inicialmente dos años de cárcel, uno por cada delito de abuso sexual. Además, desde entonces sobre Vicliuc pesaba una orden de alejamiento de la camarera. Sin embargo, el fiscal modificó ayer su postura y, a cambio de que el acusado admitiera unos hechos que estaban grabados, llegó a un acuerdo con su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, y rebajó su petición a dos penas de 18 meses de multa, a razón de cinco euros diarios, es decir, 5.400 en total que pagará en plazos de 225 euros al mes durante dos años.

Antes de que la titular del juzgado de lo Penal número 1 dictara sentencia in voce, el agente preguntó a Ana (nombre supuesto) si quería entrar. "Me dijo que había una conformidad y que si quería podía entrar a oír y si no, irme a casa. No sabía a qué venía eso, pero como nunca he estado en un juicio y en el aviso que me llegó a casa me decían que podían multarme con hasta 5.000 € si no me presentaba, pensé que eso era lo normal", explicó.

Entró con su marido y escuchó cómo la juez leía el acuerdo y preguntaba al acusado si estaba conforme. "Pero a mí nadie me dijo nada. Salí pensando que le habían condenado a 18 meses de cárcel y que me iban indemnizar con 2.700 euros", contó en el pasillo. Pero al aclararle este periódico el fallo, aún se quedó más sorprendida.

"Se ha ido prácticamente de rositas sin que yo haya podido decir nada. Cuando denuncié me dijeron que como todo estaba grabado, no necesitaba abogado. Lo que no podía imaginar es que no fueran ni a preguntarme si tenía algo que reclamar. Tampoco entiendo que nadie nos explicara con palabras normales lo ocurrido", dijo. Ni comprende que tuviera que estar junto al agresor esperando en la puerta cuando él tiene una orden de alejamiento: "El agente me dijo que era yo la que debería haber dicho antes que tenía la orden. ¡Pero si ya lo sabían!", protestó.

Resignada y decepcionada, Ana recordó que, en cualquier caso, además de por el mal rato que pasó durante la agresión y el maltrato a su dignidad, denunció estos hechos por "defender a las mujeres del gremio de la hostelería y que diariamente tienen que soportar manoseos y acosos de determinados hombres".

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