Historias de la mili

El Palacio de la Antigua Capitanía General acoge en la capital aragonesa las exposiciones: ‘La mili en el Sahara’ y ‘El último servicio militar. La mili 1940-2001’.

Exposición 'Historias de la mili'
Exposición 'Historias de la mili'
P.Z.

Hubo un tiempo en que pasar de la vida civil a la militar no era una opción, sino un deber que todos los varones españoles mayores de edad debían cumplir. El servicio militar obligatorio, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII, requería la participación civil en la defensa de la nación durante un tiempo determinado.

El reclutamiento militar forzoso; la mili, como se conoció popularmente, fue suspendida definitivamente en 2001. Hasta esa fecha la capital aragonesa, como muchas otras ciudades españolas, fue un hervidero de jóvenes reclutas que cumplieron en diversas instalaciones militares de la ciudad el servicio militar.

Uno de aquellas instalaciones fue, precisamente, el Palacio de la Antigua Capitanía General, que hasta el 22 octubre acoge las exposiciones: ‘La mili en el Sáhara’ y ‘El último servicio militar. La mili 1940-2001’, dos muestras que recopilan diverso material de aquella etapa.

Muchos de los jóvenes reclutados en las últimas décadas del siglo pasado todavía recuerdan de manera entrañable aquella experiencia, quizás algo traumática en su momento pero emotiva desde la perspectiva que da el paso del tiempo.

Por ello, la muestra ‘El último servicio militar. La mili 1940-2001’, organizada por Francisco Burgos, Antonio Gayúbar y Javier Novella, coleccionistas de objetos militares del Ejército español, propone un recorrido por la historia del servicio militar desde la posguerra hasta la desaparición de la mili, a comienzos del siglo XXI, donde se exhiben –en el salón del Trono de la Antigua Capitanía- alrededor de 35 uniformes militares del Ejército del Aire y de la Armada, aunque el grueso de la exposición está dedicado al Ejército de Tierra y en especial a las unidades que tuvieron su permanencia en Zaragoza.

“Nuestra intención es que quienes vivieron aquella experiencia recuerden su mili y traigan a sus hijos y a sus nietos para contarles sus batallitas, -comenta Javier Novella-. Entre el material que hemos reunidos también se exponen emblemas, insignias, cartillas del servicio militar, postales, cartas a las novias, libros, discos y pasquines de películas que aluden a la mili, así como una serie de recreaciones sobre el tallaje, el sorteo de quintos, la vida en el cuartel o la jura de bandera”

En los diferentes paneles explicativos se alude también al Centro de Instrucción de Reclutas de Zaragoza -CIR nº 10 de San Gregorio-, cuyas instalaciones podían albergar hasta 3.000 soldados para su adiestramiento durante el servicio militar. Como centro de instrucción, el CIR nº 10 dejó de funcionar el 31 de diciembre de 1986

“Aquello fue duro de verdad”

En la planta baja del Palacio de la Antigua Capitanía General –entrada por la calle Ponciano Ponzano- se encuentra la exposición ‘La mili en el Sáhara’, organizada por la Asociación Nacional de Veteranos del Sáhara y el Grupo Aragón de Veteranos del Sáhara.

Aunque hoy todavía resulta chocante, en el pasado siglo muchos jóvenes tuvieron que cumplir la mili en un territorio que entonces se conocía como Sáhara Español. Varios de ellos eran aragoneses, como el zaragozano Fernando Fuentes, que estuvo destinado en la Policía Territorial 2ª Cía en El Aaiún entre 1972 y 1973.

“Puede sonar a tópico pero la verdad es que aquello fue duro de verdad”, relata Fuentes. Cómo él, muchos jóvenes recibieron entonces adiestramiento en el Batallón de Instrucción de Reclutas n.º 1, el BIR n.º 1, un campamento militar situado a 25 kilómetros de El Aaiún. “Cuando atravesabas el arco de entrada del BIR sabías que no había marcha atrás”, recuerda.

La muestra sobre la mili en el Sáhara reúne un buen número de fotografías de aquel periodo y diverso material distribuido en varias vitrinas, así como prendas militares que los soldados vestían en aquel territorio, como la camisa bubu (sin mangas) o la candora (chilaba).

“Han pasado muchos años pero nos seguimos reuniendo cada cierto tiempo para recordar aquella etapa de nuestras vidas. Hace poco nos juntamos 550 veteranos en el hotel Boston de Zaragoza”, cuenta Fuentes.

Otro zaragozano, Pascual Pina, estuvo destinado entre 1972 y 1974 en el Regimiento Mixto de Ingenieros, en El Aaiún, y también pasó por el BIR nº 1: “La primera noche que dormí allí casi se me comen las chinches. Dormíamos en colchones de paja que estaban infestados de parásitos” –rememora-.

Ante el riesgo de ser enviados a destinos tan duros y lejanos como el Sáhara, muchos jóvenes se alistaban voluntarios, a cambio de cumplir más meses de mili, para así conseguir quedarse en su lugar de procedencia.

No fue el caso de Fernando Fuentes, Pascual Pina y otros aragoneses que cumplieron en aquel pedazo de África el servicio militar, donde tristemente también hubo quien perdió la vida. El 2 de agosto de 1975, durante los incidentes que desembocaron en la descolonización de los territorios del Sáhara, fue atacado el puesto de Hausa, donde resultó muerto el cabo primero paracaidista Joaquín Ibarz Catalán, un joven de 23 años, de Mequinenza, que había ingresado voluntario en 1973, y estaba a punto de regresar a la Península tras ser admitido en la Academia General Básica de Suboficiales.

Las exposiciones ‘La mili en el Sáhara’ y ‘El último servicio militar. La mili 1940-2001’ pueden visitarse de forma gratuita de lunes a viernes, de 18.00 a 21.00; y sábados y domingos, de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00

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