'The Bellafit': tecnología y joyería con esencia aragonesa

El objetivo es dar un toque más sofisticado a las pulseras de actividad y otros productos tecnológicos.

El zaragozano Carlos Martín, con su pulsera
El zaragozano Carlos Martín, con su pulsera

Mucho más que cables y plástico. Así define el zaragozano Carlos Martín cualquiera de los objetos tecnológicos que forman parte de nuestra rutina habitual, como, por ejemplo, las pulseras de actividad deportiva que se han puesto tan de moda en los últimos años y que sirven para monitorizar nuestras actividades cotidianas tales como el ejercicio físico o el sueño.

Fue hace tres años, durante una comida en la ciudad china de Shenzhén, uno de los centros neurálgicos de fabricación de dispositivos electrónicos a nivel mundial, donde nació la idea de ‘The Bellafit’. “Durante el encuentro con mi actual socia, Karen Whelan, me habló de los problemas que tenía a la hora de combinar este tipo de dispositivos con un ‘look’ más elegante o durante una reunión de negocios”, recuerda el ingeniero zaragozano.

El reto estaba claro, tratar de convertir estas pulseras de silicona, tradicionalmente relegadas a los momentos dedicados a la práctica de deporte, en objetos elegantes y adaptables a cualquier momento del día. De ahí surgiría este proyecto que aúna tecnología y joyería con el que pretenden dar un toque más sofisticado a las pulseras de actividad.

Pero ¿en qué consiste el invento? Se trata de un brazalete metálico que se coloca sobre el dispositivo, disponible en tres modelos distintos y en dos tallas. En cuanto al material, esta pulsera está fabricada en oro de 14 quilates, y se puede elegir en tres acabados: oro, oro rosado o plateado. “Es compatible con 23 modelos de pulsera que se encuentran actualmente en el mercado”, indica Martín.

“Lo más complicado era tratar de embellecer la pulsera sin que dificultase su uso, acceso o la visión de la pantalla”, explica el ingeniero. Por eso, se decantaron por un armazón que logra dar una imagen completamente diferente a la pulsera de actividad.

Además, el zaragozano afirma que han recibido apoyos desde el primer el primer momento: “Hace un mes, para sufragar los costes de los moldes y primeras pruebas, hicimos una campaña de ‘crowdfunding’ a través de la plataforma ‘Kickstarter’ que fue todo un éxito, ya que recaudamos más de 16.000 dólares (unos 14.000 euros)”. En estos momentos se encuentran en plena fase de fabricación y han comenzado a recibir los primeros pedidos. “Esperamos tener disponibles los primeros brazaletes a partir del próximo mes de octubre en nuestra página web”, asegura.

En cuanto al precio de lanzamiento, actualmente puede adquirirse a través de la plataforma ‘Indiegogo’ por 65 dólares (54 euros) y, a partir del mes de octubre en su página web por 95 dólares (60 euros).

Además, asegura que este proyecto todavía dará mucho que hablar en el campo del embellecimiento tecnológico. “Hay muchos productos de electrónica de uso cotidiano y materiales disponibles tales como maderas o cueros, que pueden servir para aportar ‘glamour’ a cargadores portátiles o las tablets”, indica.

Del Arrabal a Silicon Valley

Resumir la vida de este emprendedor zaragozano de 42 años no es fácil. Todo comenzó en el año 2012 cuando, mientras vivía en Barcelona, donde trabajaba para el Grupo Cegasa de electrodomésticos, le ofrecieron trasladarse a Shenzhén (China) durante un año y medio para abrir la empresa al mercado asiático. Al final, la estancia duraría 8 años. “Estando allí me contrataron en la Compañía TCH International dedicada a las nuevas tecnologías”, recuerda. Fue entonces cuando la empresa adquirió una nueva sede en San Francisco y le recomendaron para llevar los procesos de fabricación asiáticos a los Estados Unidos.

Sin embargo, Carlos Martín, nacido en el zaragozano barrio del Arrabal y que cursó sus estudios en Ingeniería en el CPS de la capital aragonesa, descubrió el gusto por viajar gracias a su estancia Erasmus en Irlanda, donde conoció a su mujer y madre de sus tres hijos.

“Mis tres hijos nacieron en China, sin embargo, son seguidores del Real Zaragoza. Las raíces no se olvidan y tienen que saber de dónde vienen”, asegura. Y aunque admite que nunca se había planteado vivir tan lejos de tierras aragonesas, no descarta, en un futuro, volver a casa: “Ahora mismo, a nivel profesional sería muy difícil encontrar un trabajo así en España, aunque cada año viajamos con los niños a Orcajo (cerca de Daroca), el pueblo de mi padre, y a Zaragoza, donde viven sus abuelos. Además con las nuevas tecnologías tenemos comunicación casi constante”, explica.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión