Un exempleado de Zuera confiesa que introdujo droga y móviles en prisión durante meses

Doce personas, entre ellas 8 presos, se enfrentan a casi 40 años de cárcel por las pesquisas de la Operación Internado.

El Pakistaní, de pie, cuando se disponía a sentarse ayer junto al resto de presos encausados
El Pakistaní, de pie, cuando se disponía a sentarse ayer junto al resto de presos encausados
Guillermo Mestre

Un exempleado de mantenimiento de la prisión de Zuera, David F. V., confesó ayer ante la juez que trabajó durante meses a las órdenes de Ahmed K. Z., interno conocido como El Pakistaní y al que la Guardia Civil considera cerebro de una trama desmantelada en 2015 que se dedicaba a introducir drogas, teléfonos móviles, bebidas alcohólicas y otros productos prohibidos en el centro penitenciario. Desde que los investigadores descubrieron que actuaba como enlace de la organización con el exterior, el extrabajador ha colaborado activamente con ellos. Pero ello no impidió que ayer se sentara en el banquillo de los acusados junto a otros once presuntos miembros de la banda, para la que la Fiscalía está pidiendo penas que suman casi 40 años de cárcel.


"Yo me encargaba de los trabajos de electricidad, fontanería, climatización, etc.Ello me permitió meter hachís y móviles en prisión varias veces, siempre por encargo del Pakistaní", manifestó ayer el exempleado, que ahora se encuentra en prisión preventiva en otra cárcel para evitar represalias. Durante su declaración, el fiscal solicitó la reproducción de varias grabaciones telefónicas en las que se escucha cómo David F. V. recibe instrucciones de Ahmed K., quien le dice qué tiene que comprar, el interno al que debe entregar la mercancía y cómo cobrará sus servicios.


El extécnico de mantenimiento no tuvo reparos en admitir que era su voz la que se escuchaba en los ‘pinchazos’ telefónicos. Pero no hizo lo mismo el Pakistaní, quien se limitó a negarlo todo. Su declaración apenas duró un par de minutos, los que le costó decir que no se reconocía en la grabación y que "nunca" introdujo ningún producto prohibido en Zuera.


El 21 de octubre de 2015, David F. V. se coló en la celda número 68 del módulo 9 para hacer una entrega: 300 gramos de hachís y cuatro teléfonos. Las grabaciones telefónicas habían permitido controlar este envío, por lo que de forma automática se procedió a su decomiso. Días más tarde, se detuvo en su domicilio al operario.


A la hora de destapar el complejo entramado, fue de gran utilidad la agenda hallada en la celda del Pakistaní, ya que esta contenía abundante información del resto de implicados. Con esta prueba y fruto de las prolijas pesquisas, la Guardia Civil descubrió que había otra media docena de reclusos de Zuera que participaban en las operaciones de la red.


Para no dejar rastro, la forma de pagar los servicios prestados al empleado de mantenimiento era mediante giros postales o ingresos en cuenta. Tras las declaraciones de los acusados, el juicio proseguirá la semana que viene con la comparecencia de investigadores y funcionarios de la prisión.

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