La decadencia de las 'joyas' de la Expo

La Asociación Legado Expo repasa el mal estado de los edificios más representativos de la Exposición Internacional de 2008.

Daños en las columnas exteriores del pabellón de España.
Daños en las columnas exteriores del pabellón de España.
Francisco Jiménez

Casi una década ha pasado desde que la Exposición Internacional de 2008 convirtió a Zaragoza en la capital del mundo. Con el paso de los años, el espíritu de la Expo fue quedando atrás, y con él, el esplendor de los pabellones y edificios que en 2008 acogieron a más de un centenar de países y 220 ONG.


Una parte del complejo ha sido reconvertida en edificios de oficinas y allí está la nueva sede de los juzgados de Zaragoza. Pero muchas de las construcciones, sobre todo las más señeras, no han encontrado un nuevo uso y hoy sufren las consecuencias de ocho años de abandono y falta de mantenimiento.


La Asociación Legado Expo Zaragoza 2008, que tiene como objetivo defender y difundir el legado material e inmaterial de aquella muestra, acaba de publicar un informe en el que repasa, uno a uno, el estado de los edificios más emblemáticos del complejo. Y el balance no es nada positivo.


Según ese trabajo, uno de los peor parados es el pabellón de Aragón, un edificio inspirado en una cesta de frutas de Aragón, que hoy se ha convertido en un enorme nido para las palomas. Legado Expo asegura que se trata del edificio “más vandalizado” y que la falta de mantenimiento hace que su estado sea “lamentable”. El informe critica que no se le haya dado uso alguno tras la Expo y que no haya tampoco ningún proyecto conocido para su uso a corto o medio plazo.


Otro de los edificios con más problemas es el pabellón de España. Obra del arquitecto Francisco José Mangado Beloqui, representa un bosque de chopos de la ribera del Ebro, construido a partir de 750 pilares de barro cocido. En 2009, el pabellón recibió tres importantes premios de arquitectura: el de la Unión Internacional de Arquitectos, el García Mercadal y el Premio Nacional de Arquitectura.


Hoy, ocho años después, Legado Expo denuncia que su estado es “cada día más preocupante”. Muchas de las piezas de barro están rotas y se han desprendido, y el edificio está vallado para evitar accidentes. En cuanto a su posible recuperación, el Gobierno central ha incluido diferentes partidas en los presupuestos generales del Estado, pero nunca ha llegado a ejecutarlas. Tras la Expo se anunció que iba a albergar el Instituto de Investigación del Cambio Climático, pero en 2013 se descartó esa posibilidad. “No existen plazos públicos –denuncia Legado Expo- para su apertura ni uso definido”.


La asociación critica también el estado de la telecabina. En 2015 se desmontaron las cabinas de la insfraestructura, pero los cables y pilares que las sostenían siguen allí. Legado Expo denuncia que “jamás se le ha dado la más mínima oportunidad” a un proyecto que “ supondría la promoción turística de Aragón y de toda la zona”. “Para estar en esta situación, mejor desmontarlo”, señala el informe.


En cuanto a la Torre del Agua, la asociación critica la falta de mantenimiento y reclama que se reabra el edificio, como ya ocurrió durante tres meses de 2014, para que los ciudadanos puedan visitarlo.


En el Pabellón Puente, obra de la prestigiosa arquitecta iraní recientemente fallecida Zaha Hadid, Legado Expo también aprecia problemas de mantenimiento. Y aunque la asociación celebra que, desde el pasado 6 de mayo, se haya reabierto al público , reclama que no sea solo una zona de paso y se cumpla el compromiso de convertirla en un centro de exposiciones.


En conjunto, Legado Expo cree que potenciar la zona y sus edificios más representativos "aumentaría las visitas turísticas a la ciudad y a Aragón" y haría crecer además la estancia media de los visitantes en Zaragoza. 


No obstante, y frente a los aspectos más negativos, la asociación también reconoce los grandes éxitos de la herencia de la Expo: desde el acuario fluvial, que supera los 100.000 visitantes al año, al Palacio de Congresos, que “está siendo utilizado al ritmo previsto y es económicamente viable”.


Y junto a ellos, el Parque del Agua, el frente fluvial y las riberas, que han acercado Zaragoza al Ebro y se han integrado en la ciudad convertidos en una de las zonas favoritas de paseo de los zaragozanos.



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