Agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil de Zaragoza hallaron el pasado 27 de septiembre más de 2.700 kilos de carpas y sirulos que habían sido capturados de manera ilegal en una nave en la localidad de San Juan de Mozarrifar, y que iban a ser enviados a Rumanía, donde tendrían un valor de alrededor de 8.000 euros.

Tres hombres de nacionalidad rumana, de 44, 43 y 25 años y residentes en Zaragoza, están siendo investigados por un presunto delito contra la salud pública, otro relativo a la protección de la flora y fauna, y otro por pertenencia a grupo criminal.

Según explica la Guardia Civil en un comunicado, fue una patrulla de Barrios Rurales de la Policía Local la que informó al Seprona de que la nave podría estar siendo utilizada para el almacenamiento y la manipulación de pescado ilegal.

Ese mismo día, estos dos cuerpos junto a veterinarios del Servicio de Sanidad del Gobierno de Aragón realizaron una inspección en el inmueble y encontraron los peces dentro de cajas de plástico en una cámara frigorífica. En total fueron 2.767 kilos en 77 cajas rodeadas de hielo con el que se pretendía mantener el producto más fresco.

Además, la nave estaba llena de multitud de material de pesca, almacenamiento y manipulación como embarcaciones neumáticas, cañas, básculas de pesaje, redes y numerosas cajas de poliespán.

Durante la inspección los agentes identificaron a dos personas que regentaban la nave, pero que alegaron que el titular de la misma era otra persona. Localizado el titular, el instituto armado pudo comprobar que carecía de documentación que acreditase la procedencia de la mercancía.

Por todo esto, los veterinarios del Servicio de Sanidad determinaron que el pescado no reunía las condiciones higiénico sanitarias necesarias y, tras ser declarado no apto para el consumo humano, se procedió a trasladarlo a la planta de tratamiento de residuos urbanos de Zaragoza para su posterior destrucción.

Modus operandi

Tras realizar las pertinentes investigaciones, el Seprona determinó que los ejemplares eran capturados en el río Ebro, durante la tarde noche, con redes y numerosos anzuelos en la misma línea, y que los identificados instalaban cañas de pescar en ese punto del río para que, en el caso de ser sorprendidos por las fuerzas de seguridad, únicamente pudieran ser denunciados al carecer de licencia o en horario no permitido.

Una vez retiradas las redes, los ejemplares capturados eran introducidos en un vehículo y cubiertos con las embarcaciones desinfladas para ocultarlos en el caso de que, durante el trayecto, fuesen identificados en algún control.

La mercancía se trasladaba a la nave donde se manipulaba y disponía en cajas con hielo hasta que fuese introducido en furgonetas frigoríficas y transportado a Rumanía, país en el que son muy apreciados este tipo de ejemplares.

Al parecer, la nave fue alquilada el mes de abril, alegando que iba a ser usada para almacenar materiales de construcción, y el propietario desconocía la actividad ilegal que se estaba llevando a cabo en su interior.

En la inspección de la instalación la Guardia Civil también halló facturas con el precio cobrado por la mercancía que entregaban, constando incluso el precio por kilogramo del siluro (2,95 euros) y la carpa (2,60 euros), por lo que se estima que el pescado incautado en la instalación tendría un valor que rondaría los 8.000 euros en el país de destino.

Esta actuación se encuentra enmarcada dentro de la denominada Operación Glanis, que se viene desarrollando por el Equipo de Investigación del Seprona de la Guardia Civil de Zaragoza y por la que ya fueron detenidas 3 personas e investigadas otras 8, por hechos similares a finales del mes de julio del presente año.