La Fundación Tarazona Monumental (FTM) hace un balance positivo de los datos turísticos de la ciudad durante los meses estivales. Aunque habrá que esperar a final de año para conocer todos los números, las cifras parece que se mantienen y ello a pesar de la bajada a nivel nacional del turismo cultural de interior.

“Se mantiene la inercia de años pasados, lo cual creo que es muy positivo, sobre todo teniendo en cuenta que el turismo cultural de interior ha bajado un 5% a nivel nacional”, confirma Julio Zaldívar, gerente de la Fundación.

Un total de 9.391 personas han realizado en esta época las visitas guiadas a la catedral, lo que demuestra que “Tarazona sigue siendo un referente turístico a nivel de Aragón”. La apertura del cimborrio en el templo de Santa María de la Huerta ha sido un valor añadido para este verano. “Se abrió en junio y ha habido 2.232 pases, con 199 grupos y 9 personas por pase. Aporta un plus a la catedral y muchas personas que ya habían estado, han vuelto para disfrutar de las vistas desde ese altura”, explica Zaldívar.

Otros monumentos de Tarazona también arrojan cifras positivas en cuanto al número de visitas recibidas. Es el caso del palacio episcopal con 1.737 pases que confirman que “es uno de los espacios que interesa al público que visita la ciudad”. Además, 758 personas visitaron la iglesia de la Magdalena, lo que supone “un incremento importante en relación a otros años”.

Según las encuestas, las visitas guiadas son un valor seguro, la mejor manera de conocer el patrimonio. “Cada vez las demandan más por la experiencia que se aporta con las guías, y los contenidos. Se sienten parte propia del patrimonio y los resultados de las encuestas que hacemos aportan resultados notables, lo cual dice que, modestamente, lo estamos haciendo bien”, dice el gerente de FTM.

La Fundación Tarazona Monumental lleva más de una década luchando por poner en valor el patrimonio de la ciudad con numerosas iniciativas que se renuevan constantemente. “El éxito radica en la coordinación de las diferentes entidades que conforman la propia Fundación, en el equipo de personas que conoce muy bien el entorno y sabe darle al patrimonio el brillo que necesita, y en la constancia del trabajo, aportando año tras año cierta creatividad para no ofrecer siempre lo mismo”, resume Julio Zaldívar.

El reto ahora es conseguir que los visitantes y los turistas alarguen sus estancias en la ciudad para ampliar así su impacto económico.