Dos acusados de robar en 13 pisos dicen no saber nada del kilo y medio de joyas que les pillaron

Afirman ignorar también de donde salieron dos toneladas de material para cometer los delitos que guardaban en un trastero en Valencia.

Petro K,, en primer plano, e Ivo B., este miércoles en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Petro K,, en primer plano, e Ivo B., este miércoles en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Guillermo Mestre

«Nunca había visto nada así. Casi dos toneladas de material destinado a cometer robos, incluso los más sofisticados». Así recordaba este miércoles un policía nacional destinado en Pamplona la impresión que se llevó al registrar un trastero que era usado como ‘oficina’ supuestamente por Ivo B., que está siendo juzgado en la Audiencia de Zaragoza junto a Petro K., como autores de trece robos en domicilios de la capital aragonesa.

En el mencionado trastero, localizado en Valencia, la Policía encontró numerosas ganzúas para todo tipo de cerraduras, extractores y rompedores de bombillos, telescopios de mirillas, inhibidores de frecuencia, balizas GPS e incluso lanzas térmicas –usadas para reventar cajas fuertes– y sus correspondientes bombonas de oxígeno o acetileno para hacerlas funcionar, así como material para aplicar la técnica de oxicorte (corte por oxidación). También hallaron un arma de fuego procedente del robo en el domicilio de un militar.

Las llaves de este trastero estaban en poder de Ivo B., a quien la Policía considera líder de un grupo itinerante de delincuentes del que forma parte Petro K., en cuyo poder los agentes hallaron más de un kilo de joyas sustraídas.

Los dos acusados fueron detenidos en marzo de 2017, después de un año de investigación policial. Según el instructor del atestado, las pesquisas comenzaron en Pamplona en 2016 a raíz de una denuncia por un robo en un piso en el que sustrajeron dinero y alhajas valoradas en unos 30.000 euros. Los agentes lograron obtener muestra de unos restos biológicos y el ADN resultó ser el de Ivo B., un ciudadano búlgaro residente en Valencia y con antecedentes.

Tras obtener una autorización judicial para controlar por GPS su vehículo, comprobaron que solía salir temprano de Valencia, conducir hasta Pamplona y contactar con Petro K., también con antecedentes por robo. «Este último se dedicaba a ‘marcar’ pisos que luego eran desvalijados por Ivo B», ha declarado el agente. Los investigadores constataron que dejaron Pamplona y se fueron a Zaragoza, donde siguieron haciendo lo mismo.

Las marcas de la llave inglesa

«En poder de Petro K. encontramos una llave inglesa; se hizo un peritaje de las trazas que dejaba en los bombines y resultó ser la utilizada en los robos», ha señalado. Los investigadores, en una operación conjunta entre policías de Pamplona, Zaragoza y Valencia, después de vigilancias y escuchas telefónicas, detuvieron a los dos acusados y a la mujer de Ivo B. como autores de 19 robos, trece de en la capital aragonesa.

A pesar de ello, los dos acusados han negado los hechos. Petro K. ha comenzado su declaración diciendo no recordar nada de esos dos meses de principios de 2017 que estuvo alojado en una pensión en Zaragoza porque estaba enganchado a las drogas. Concretamente, a la heroína, la marihuana, el hachís y las pastillas de tranquimazín. Ha admitido que Ivo B. lo visitaba «dos o tres veces» al mes, pero que era para traerle metadona desde Valencia. «Mi mundo era la droga», ha manifestado.

En cuanto a las joyas, los 500 euros que le requisó la Policía, ha alegado que se las quitó a un amigo para venderlas. «Es un paisano mío que me pidió que le ayudara a venderlas y, a cambio, me daría un dinero. Quedamos en un bar y cuando entró al baño, le robé el paquete donde las guardaba y me fui con ellas», ha dicho.

Por su parte, Ivo B. ha confirmado la versión de su compatriota y ha dicho que era cierto que le traía metadona desde Valencia. «A cambio de nada, somos amigos», ha respondido a la pregunta del fiscal sobre cuánto le cobraba por el sustituto de los opiáceos. En la misma línea del anterior, ha dicho ignorar de dónde procedían las joyas que tenía en su poder. «Un amigo me pidió el favor de que se las vendiera a mis contactos de Madrid, pero no sé de dónde las sacó», ha indicado. En cuanto al material del trastero, ha explicado que él tenía las llaves, pero no estaba a su nombre ni sabe nada de lo que se guardaba. La Fiscalía pide para él seis años y medio de cárcel y cinco y medio para Petro K.

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