Aragón, territorio para el barranquismo en familia

La rica oferta de Aragón para practicar esta actividad incluye tramos con todos los elementos típicos de un descenso, pero que por su dificultad se pueden recorrer con niños. El descenso de un barranco en familia será una experiencia inolvidable, siguiendo unos consejos básicos como contar con un guía formado.

Divertidos saltos al agua, desde poca altura, son un atractivo de barrancos como el de Forcos.
Divertidos saltos al agua, desde poca altura, son un atractivo de barrancos como el de Forcos.
José Ortega

Los estrechos cauces por los que abren se abren paso a través de la montaña ríos y torrentes eran un territorio prácticamente inexplorado hasta que a partir de la década de 1970 entusiastas pioneros fueron reseñando cauce tras cauce, a la vez que el desarrollo de técnicas y materiales, en especial los trajes de neopreno, daba cada vez más popularidad al descenso de barrancos. En la actualidad, el barranquismo es una extendida actividad de deporte y ocio que permite descubrir paisajes completamente peculiares siguiendo el mismo camino del agua: angostos pasillos, paredes verticales, curiosas formas de relieve como sifones, marmitas de gigante...

Y el barranquismo destaca también como una actividad idónea para introducir a los niños en el deporte y en el mundo de la naturaleza. Se puede apuntar sobre los ocho años como edad para iniciarse en el barranquismo, siempre teniendo en cuenta la habilidad, desarrollo o miedos de cada niño. Los pasos necesarios para avanzar (saltos, toboganes, destrepes, rápeles...) garantizan la diversión infantil; el entorno es espectacular y fantástico y el ambiente refrescante del agua perfecto en el verano; y además los barrancos permiten enseñar distintos conocimientos y concienciar del respeto y la prudencia que siempre exige la montaña.

Como señalan desde las empresas de Turismo Deportivo, hay barrancos de todas las dificultades y más en Aragón, que destaca entre toda Europa por el número y calidad de sus cañones. Así, junto a barrancos que exigen una técnica muy depurada y atraen a los deportistas de más nivel, se encuentran otros que tienen todos los elementos de este deporte, pero que se pueden practicar con niños sin problemas.

El descenso de un barranco en familia será una experiencia inolvidable, si se valoran bien las condiciones del momento y la capacidad y habilidad de los niños y se sigan unos consejos básicos.

La primera norma y la más imprescindible, es que en grupo hay un responsable con formación específica en barrancos; que no solo conozca las técnicas básicas de descenso y aseguramiento, sino que también pueda ayudar a los pequeños en momentos como los rápeles y tenga capacidad de reacción ante pequeños imprevistos como un nudo en la cuerda.

Federaciones deportivas, clubes y empresas ofrecen esta formación y para quienes se quieran iniciar, está la opción de contratar un guía preparado, para lo que existe un título oficial que hay que exigir siempre. Las empresas reconocidas, como la integradas en la Asociación de Turismo Deportivo de Aragón garantizan además otros aspectos como el seguro para los usuarios o la renovación del material.

Este último es un aspecto igualmente básico, ya que además del material habitual hay que estar atento a que el equipo de los más pequeños, como el traje de neopreno, sea de su talla. Además de este, zapatillas, casco, arnés, descensor y cabos de anclaje son el material personal obligado para practicar el barranquismo. El material colectivo incluye mosquetones, cuerdas, botes estancos y mochilas...

Por fin, a la hora de preparar la excursión hay que ponerse en la piel de los participantes y ser conscientes de que obstáculos que para un adulto no merecerían ni una mención en la ficha del barranco, pueden ser problemáticos para un  niño. Especialmente importante son el nivel del caudal y, desde luego, la previsión meteorológica.

Sabiendo calibrar las capacidades, cualquier familia puede encontrar un barranco que recorrer y disfrutar de la mejor forma de descubrir todos los secretos de cañones y gargantas: desde dentro.

Los niños deben rapelar asegurados siempre por un adulto.

La sierra de Guara está reconocida como una meca del barranquismo, pero en todo el Pirineo y Prepirineo o las sierras de Teruel se pueden encontrar también estrechos muy interesantes.

Cuatro propuestas con niños en Sobrarbe

El libro "Senderos de agua del río Ara. Barranquismo en Sobrarbe" (Prames, 2014) es un ejemplo de las numerosas posibilidades que ofrecen los ríos aragoneses para practicar el descenso de barrancos en familia. Sus autores, David Tresaco, Ricardo Blanco y Álex Puyó, proponen estos cuatro recorridos para iniciarse en familia:

Barranco de Ascaso. Un barranco poco encajado, soleado y de fácil acceso, pero con aguas de bonito color verde y una constante sucesión de pequeñas marmitas con toboganes, destrepes y pequeños saltos que ayudan a crear afición. No hay rápeles obligados y está equipado para asegurar el paso con cuerda a los más pequeñines. Se accede desde la aldea de Ascaso, cercana a Boltaña, siguiendo el camino hacia Morillo de Sampietro. En verano suele quedarse seco.

Barranco d'a Glera o Forcos. Uno de los descensos más estéticos del Pirineo, con una bonita cascada saltable desde varias alturas y una garganta estrecha de aspecto selvático, con destrepes y toboganes que todos pueden disfrutar. Desde Fiscal hay que tomar la pista al pueblo de Bergua y luego seguir el PR-HU 3 para remontar el barranco de la Glera de Otal. Aconsejable en verano, cuando lleva menos caudal. Barranco del Furco. Muy próximo a Broto, por lo que es un itinerario muy frecuentado y está perfectamente equipado. Ofrece ya rápeles de más de 20 metros, por lo que se aconseja con niños un poco mayores. Tiene un recorrido muy lúdico, que disfrutarán también los adultos. Para llegar hay que dejar el vehículo junto al primer puente en la carreterilla de Broto a Sarvisé y subir caminando hasta un dique de hormigón en el cauce que marca el inicio del descenso. Barranco San Martín. Ideal en primavera y otoño, cuando otros barrancos llevan demasiado caudal, en este descenso destaca la preciosa cascada del Confesionario, una vertical ya un poco exigente, que se salva con dos rápeles. Saliendo de Boltaña, se llega por pista a San Martín de Morcat, donde se ha instalado un aparcamiento; después hay que seguir la senda que indica el camino al Confesionario.Aventura controlada

Los guías de barranquismo destacan que este es un deporte de aventura, pero de aventura controlada, que lo único que exige es saber nadar lo justo para flotar, a lo que además ayuda el traje de neopreno. En una salida con familias o novicios, el técnico evalúa el nivel físico de los participantes y las condiciones de la ruta. En el descenso en sí, siempre se busca disfrutar de la naturaleza, pero incidiendo en ella lo menos posible y evitando riesgos. Más que buscar lo más espectacular, como lo saltos, aunque pueda haberlos, se trata de usar la técnica adecuada para avanzar en cada momento combinando escalada, natación, rápel con cuerda... y en cada caso, el guía explicará de forma precisa cómo hacerlo. Disfrutar de la naturaleza y comentar la experiencia es parte también del barranquismo.

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