Los mejores ibones para disfrutar en familia

Para públicos como los viajeros con niños, hay un atractivo grupo de ibones, idóneos para conocer toda su belleza y singularidad, en paseos de menos de hora y media, entre la ida y la vuelta. Billamuerta, Espelunciecha, Piedrafita y Basa de la Mora son cuatro ibones destacados su fácil acceso y belleza.

buen ejemplo de los lagos de montaña pirenaicos para recorrer en familia
buen ejemplo de los lagos de montaña pirenaicos para recorrer en familia
Jorge Fuembuena - Turismo de Aragón

Hace aproximadamente 15.000 años, cuando finalizó la larga época de clima frío de la Edad de Hielo y comenzaron a retirarse los grandes ríos helados que bajaban de las cordilleras, las hondonadas excavadas en el terreno dieron lugar a una de las formaciones más singulares, valiosas y bellas de los Pirineos: los ibones. Estos lagos de montaña son lugares especiales por su formación y de gran valor natural tanto como acumuladores de agua para regular los ríos como por la fauna y flora que albergan. Son, además, un recurso turístico de gran valor paisajístico y natural.

Escasos en la Península Ibérica, los ibones son una de las joyas naturales de Aragón, donde se encuentra el mayor número de ellos; el mismo nombre de ibón, palabra vernácula del aragonés, muestra la estrecha relación de estos lugares con sus montañas y la cultura tradicional.

De todos los ibones aragoneses, uno de cada tres se ubica a más de 2.500 m de altitud y apenas 14 se encuentran por debajo de los 2.000 m, por lo que se trata de típicos parajes de alta montaña y es cierto que llegar a algunos requiere largas ascensiones y preparación técnica. Pero igualmente, una parte de ellos destacan por su fácil acceso, que los hace idóneos para conocerlos y disfrutarlos por todo tipo de visitantes, y en particular en familia.

Como reivindica la campaña ‘Ibonear en Aragón’, promovida por Turismo de Aragón, «todos los ibones se encuentran en lugares de una especial belleza, rodeados de idílicos pastizales, de ensoñadores bosques o de soberbios picos»; pero entre ellos, un grupo se presenta como ‘ibones para familias’, ya que se llega a ellos en paseos de menos de una hora y sin gran desnivel.

Pura esencia del Pirineo

Pero lo mismo se trate de una familia con niños pequeños o un deportista avezado, en estos ibones se disfruta de la más pura esencia del Pirineo; y quienes busquen mayores recorridos siempre tienen la opción de otras rutas para llegar a ellos o de prolongar la excursión.

En cualquier caso, no hay que olvidar que todos estos lagos están protegidos como Humedales Singulares y así la ley prohíbe dañar la flora o la fauna o los ruidos. La facilidad de acceso tiene que ser un aliciente tanto para visitarlos como para respetar y cuidar todos sus valores, y colaborar en que sigan siendo perlas de las montañas.

Billamuerta: grandes vistas

Los ibones de este conjunto son de pequeña superficie, pero permiten disfrutar de una de las mejores panorámicas y estampas del valle de Benasque, con vistas del glaciar y la Tuca d’Aneto/Maladeta de Corones, los macizos de las Maladetas y Perdiguero y del valle que lleva hacia Aigualluts. Se llega a ellos en un cómodo paseo desde el aparcamiento de La Bertusa, al que en verano se accede con un servicio de autobús.

Piedrafita: paisaje en las aguas

Uno de los rincones más pintorescos del valle de Tena y el ibón a más baja altitud en el Pirineo oscense. Recrecido con un dique, llega a alcanzar las 4,2 ha. El reflejo en las aguas de la peña Blanca, al sur, y las vistas hacia la sierra de la Partacua, hacia el este, conforman un magnífico paisaje. En sus orillas se pueden contemplar varios monumentos megalíticos y en las cercanías se encuentra un curioso arco de roca. El camino de acceso, señalizado como PR-HU 93 parte del parquin del Parque Faunístico Lacuniacha.

Espelunciecha: marmotas y caballos

Pequeño ibón muy bien conservado y ubicado en un rincón de gran belleza. Se pueden observar ranas, marmotas o caballos, en un paraje enmarcado por los picos Moros/Balaitús, Punda Alta deras Frondiellas, Punda Alta de Pondiellos y Punda dero Garmo Negro. Se accede desde el aparcamiento de Portalet en las pistas de esquí de Formigal (Sallent de Gállego), siguiendo un camino marcado por las propias pistas de esquí. Desde este lugar se puede alcanzar el puerto de Canal Roya, un excelente mirador hacia el pico Anayet y una parte del valle glaciar de la Canal Roya.

Basa de la Mora: un lugar de leyenda

Una pista forestal desde el núcleo de Saravillo, en Plan, lleva hasta las cercanías del ibón de la Basa de la Mora, uno de los más conocidos de todo Aragón; un lugar de leyenda, como la que cuenta que aquí vive una princesa musulmana encantada. El lago se rodea por las murallas del macizo de Cotiella, con espesos bosques de pino, praderas y agujas monolíticas y cerca del refugio de Labasar se encuentran los restos de tres cromlech, círculos de piedras megalíticos. El acceso en vehículo en verano está regulado.

Ibones a un paso: en coche, en tren y en telecabina

El número y diversidad de los ibones aragoneses permite que a la orilla de algunos de ellos se pueda acceder incluso sin caminar, para que todo el mundo pueda conocerlos y disfrutarlos. En automóvil se puede llegar hasta el de Llauset, en Montanuy, y al de Baños, en el balneario de Panticosa. Al ibón de Astún lleva una telecabina, abierta en verano, desde la estación homónima. Y también en verano, el ibón de Paúles se puede visitar con el tren turístico Valle de Tena, que ofrece un recorrido circular desde Tramacastilla con parada en este y otros lugares emblemáticos del valle, comentados con audioguía.

... Y también a más distancia: sendas señalizadas

El grupo de ibones familiares puede ampliarse con varios nombres más, ya que a un buen número de lagos se puede llegar por sendas señalizadas y en recorridos a pie inferiores a las cuatro horas, lo que los hace lugares muy frecuentados en verano en los distintos valles aragoneses. Algunas de las posibilidades son el ibón de Acherito, en el valle Ansó, el de Anayet, en el valle de Tena, los de Bachimaña, en Panticosa; el de Sen, en el valle de Chistau; los de Escarpinosa, en Benasque...

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