Senderos botánicos: pasear entre flores y árboles

La diversidad de ecosistemas existentes en Aragón da lugar a una gran variedad de flora, que puede conocerse a través de las rutas botánicas que se han ido creando en comarcas y pueblos.

Árbol monumental en el sendero botánico de Val de Molinos, en Andorra.
Árbol monumental en el sendero botánico de Val de Molinos, en Andorra.
Centro Ítaca-Andorra

«Aragón posee una flora maravillosa, rica y variada, fiel reflejo de la diversidad paisajística propia de un país montañoso, con abundancia de climas locales, y de una historia generosa en influencias culturales, que todo lo moldean», afirmó el gran Pedro Montserrat, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología.

En efecto, en Aragón, su extenso territorio propicia la existencia de variados ecosistemas. Por su parte, la diferencia de altitudes facilita la presencia de suelos de muy diversa gradiente, un elemento que contribuye a potenciar ese mosaico de vegetaciones, entre las que aparecen especies endémicas, es decir, que solo crecen en Aragón. Atendiendo a esta riqueza, algunas localidades y comarcas han creado senderos botánicos que permiten conocer mejor y disfrutar de la flora autóctona.

Las rutas botánicas poseen la virtud de mostrarnos una naturaleza cambiante según la época del año durante la que las recorramos. Al visitarlas en primavera y verano, en medio de una explosión de flores y con los árboles cubiertos de verdor, nos mostrarán una cara muy distinta, aunque igualmente subyugante, a la del otoño, con los ocres de las hojas caducifolias a punto de caer del árbol y los arbustos salpicados de los colores vivaces de endrinas y moras.

Identificación de plantas

Muchas de estas rutas cuentan con mesas y paneles informativos sobre la flora que se puede ver en el recorrido; o con placas en las que se ofrecen datos acerca de los ejemplares botánicos más destacados. No obstante, resulta una buena práctica ir provistos de una guía de árboles y plantas en nuestras salidas al campo. Una vez pertrechados con ella, resultará divertido intentar reconocer las especies que vayamos hallando a nuestro paso.

Como siempre que se sale al campo, el respeto a la naturaleza es el primer mandato: no se pueden cortar flores, ni coger plantas. En el caso de recolectar un pequeño ramillete, hay que tener el cuidado de hacerlo con tijeras para cortar los tallos y nunca arrancar la planta. En todo caso, lo mejor sería siempre dejar la planta como está y llevarnos su recuerdo en una fotografía.

Ofrecemos 6 rutas botánicas por todo Aragón, que representan ecosistemas muy distintos e interesantes:

Andorra: Ruta de Val de Molinos Se trata de un recorrido fácil y asequible, en el que puede verse gran parte de la vegetación predominante en la comarca. El sendero arranca desde la misma población de Andorra. Se encuentra completamente señalizado y cuenta con pies y mesas de interpretación, en los que se identifican y explican distintos tipos de arbustos y plantas aromáticas y medicinales que aparecen en el recorrido, como el tomillo, el espliego o la autóctona hierba bandera ('Plantado sempervirens'), usada popularmente para lavar heridas, cortes, torceduras… debido a sus propiedades antisépticas y antiinflamatorias.. En estas fechas, los colores de la lavanda se mezclan con los de las flores del lino, las amapolas y las malvas. A lo largo del recorrido puede verse una amplia representación de árboles autóctonos, como la encina o carrasca, el pino carrasco o el roble o quejigo en las zonas secas; y el chopo o álamo negro y olmo, en las zonas húmedas. En el entorno aparecen también especies cultivadas tradicionalmente en este entorno como el olivo, el almendro o la higuera. Posets-Maladeta: Cuenca del Moral En el Parque Natural de Posets-Maladeta está el sendero botánico Cuenca del Moral. Comienza junto al camping de Los Baños y el puente sobre el río Ésera; desde allí, se caminan unos 20 metros hasta el prado de la izquierda, donde comienza la señalización. Finaliza en el camino forestal de los Baños al Hospital. A lo largo del recorrido se atraviesan pequeños pastos rodeados de bojes, escaramujos (o garrabera), fresas silvestres y gamones. También se cruza por un bosque de pino negro con tejos y abetos, mientras que en la zona que discurre junto al río Ésera se ve cómo crece el serbal de cazadores, además de matorrales de boj, acebo, rododendro, arándano, brezo, y flores como el martagón, así como algunos helechos. Biscarrués: Sendero del río Gállego Biscarrués inauguró en febrero pasado un sendero botánico por las orillas del Gállego, en el que la rica vegetación de la zona nos muestra cómo podían ser los bosques primigenios de la ribera del río. Desde la localidad arranca este paseo por la ribera a través de un sendero botánico totalmente señalizado. A lo largo del soto se puede disfrutar de la típica vegetación ribereña: arces, olmos, sauces, chopos, artos, alisos, caxicos, fresnos... y algunos árboles singulares, por su monumentalidad, excepcionalidad o larga edad, como 'Aspirino', un sauce de más de 5 metros de circunferencia. Existe una ruta corta, de 5,8 km, en la que pueden verse hasta 14 especies distintas; y otra larga, de 9,1 km, en la que observar hasta 21 especies. Panticosa: Subida al balneario En la zona del valle de Tena ofrecemos una alternativa al sendero al Monte Pacino: la subida desde la localidad de Panticosa al balneario, en coche o en bicicleta, haciendo paradas para ver cómo crece en los cortados la Corona de Rey ('Saxifraga longifolia'), una planta capaz de romper la roca y vivir a 2.800 m. de altitud. Antes de salir, en el entorno de la localidad pueden verse cerezas silvestres y endrinas, que observaremos ahora en flor y en otoño, en fruto, además de majuelos, acerollos, serbal común, almeces o litoneros. Ya en el lago, o en las zonas de escorrentía durante la subida, pueden verse también lirios, orquídeas como la singular 'Dactylorhiza elata', y otras plantas de manantial. Cinco Villas: Senda de la Sarda La senda de la Sarda es una ruta circular, que comienza en Undués-Pintano, y sigue en dirección norte, en una larga ascensión de suave pendiente, por la ladera sur de la sierra Peña Musera. En la cima, la ruta prosigue por la cresta, desde donde se tiene una amplia vista panorámica, tanto del valle del río Aragón (embalse de Yesa) como las altas cumbres del Pirineo. Se trata de un recorrido en el que pueden observarse, en época de floración, una gran variedad de orquídeas, como la 'Dactylorhiza fuchsii'; la singular 'Orchis simia', cuyas flores semejan pequeños monitos; diversas 'Oprhys', como la insectifera o al apifera, con su formología de imitación de insectos para atraer a estas especies entomológicas; 'Anacamptis' (pyramidalis y morio), 'Cephalanthera' (damasonium y longifolia), 'Limodorum abortivum' o 'Platanthera bifolia'. En cuanto a los árboles que pueden verse a lo largo de la senda cambian según se trate de la ladera sur o norte, ya que dan lugar a dos regiones climáticas: en la vertiente sur puede verse encina ('Quercus ilex rotundifolia'), coscoja ('Quercus coccifera') y enebro, de donde proviene el nombre de sarda; mientras que la norte predomina el roble ('Quercus faginea'). Orihuela del Tremedal: Las Turberas Los tremedales o turberas de la sierra de Albarracín son ecosistemas singulares, reliquias de la era glaciar. En Orihuela del Tremedal se pueden recorrer estos espacios, también llamados gotiales, en tres rutas: la que va a Garganta Avellanos, la de Escampada y al de Los Ojos. Entre pinares albares y pastizales se ubican estos terrenos húmedos, en los que pueden verse flora adaptada a estos medios acuáticos, como helechos, musgos y plantas grasillas ('Pinguicola vulgaris)', y plantas droseras carnívoras como el atrapamoscas de la foto ('Drosera rotundifolia') es una pequeña planta carnívora o insectívora de la que surgen unas laminillas con pelillos rojos que segregan una sustancia dulce y pegajosa que atrae a los insectos.Más noticias en Unpaisdemontañas.

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