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Albarracín lanza un manual para empoderar a las zonas rurales
La Fundación Santa María de la localidad turolense ha presentado su caso de éxito en la DGA dentro de un proyecto europeo que une a seis países
La Fundación Santa María de Albarracín, que con su labor restauradora en los últimos 30 años ha convertido el patrimonio artístico de esta localidad turolense en un filón económico, ha dado a conocer este jueves en Zaragoza su decálogo para lograr el empoderamiento de las zonas rurales.
La sesión, desarrollada en la sede del Gobierno de Aragón, ha consistido en la exposición del caso de éxito de Albarracín, un pueblo de apenas 1.000 habitantes que se ha convertido en referente cultural dentro y fuera de España y que recibe al año en torno a 400.000 visitantes.
La jornada forma parte del proyecto Re-Cultural Heritage, financiado por el programa europeo Erasmus+. La iniciativa se fundamenta en la reactivación del patrimonio cultural con el objetivo de dinamizar social y económicamente al medio rural y está enmarcado en el ámbito de la cooperación entre organismos e instituciones en el sector de la Educación de Personal Adultas. Son socios integrantes Italia, Turquía, Austria, Grecia, Eslovaquia y España.
Así, como ha explicado el gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez, hay unas cuantas claves para que los municipios tomen las riendas de su economía, la principal de ellas, "recuperar el patrimonio cultural y artístico de una forma ordenada".
"Son valores innatos al territorio"
Jiménez, que ha estado acompañado por la responsable de proyectos europeos de la Fundación Santa María de Albarracín, Mónica Busquets, aclara que hay que restaurar las obras que conserva un municipio, "pero no solo con la finalidad de atraer turismo, sino porque son valores innatos al territorio y merecen ser preservados".
Por ello, la promoción de estos recursos y, sobre todo, una adecuada gestión de los mismos, resulta "fundamental" subraya, Jiménez, quien aconseja a los municipios poner en marcha una fundación similar a la que existe en Albarracín. "Esta localidad es un paradigma de lo que debe hacerse para cuidar y aprovechar económicamente el patrimonio", dice el gerente de la entidad.
Muy importante también es "sensibilizar" a colectivos no expertos en el patrimonio -desde vecinos a responsables municipales, hosteleros y otros profesionales de distintos sectores económicos- en la importancia que tiene este para la economía de la zona. La herramienta más útil son los cursos formativos impartidos por conocedores de esta materia. El objetivo, especifica Jiménez, es que toda la población sienta como suyos los recursos artísticos y contribuya a la conservación e impulso de los mismos.
El Gobierno aragonés ha avalado este manual de buenas prácticas para la reactivación del patrimonio en el medio rural con la presencia en la jornada -desarrollada en el Edificio Pignatelli- de la directora general de Patrimonio Cultural de la DGA, Gloria Pérez. También han estado en la sesión los socios españoles del proyecto, la Fundación Santa María de Albarracín y Geinnova, una organización esta última surgida en Zaragoza y cuyo director gerente es Carlos Franco.
