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La obra de refuerzo del cerro de Alcañiz acabará en verano, siete años después del derrumbe
La actuación de emergencia en Pui Pinos entra en su fase final con los últimos pilotes y la instalación de la segunda pantalla protectora.
Las obras de apuntalamiento del cerro Pui Pinos, actuación de emergencia causada por un deslizamiento parcial del cabezo tras una tormenta en julio de 2022, concluirán el próximo verano y cumplirán dos años con el objetivo de recimentar y proteger su inestable estructura, ya afectada por un derrumbe de gran envergadura en 2017.
Es la previsión del Ayuntamiento de Alcañiz, cuyo pleno acaba de aprobar por unanimidad revocar el proyecto de vial que iba a comunicar el Cuartelillo con el Corcho atravesando el cerro. "Son dos actuaciones diferentes", recuerda el alcalde Miguel Ángel Estevan, quien explica que los trabajos ahora en marcha, los de emergencia y seguridad, entran en su fase definitiva.
El grueso de estos trabajos viene consistiendo en introducir 177 toneladas de hormigón para compactar los espacios perforados por cerca de noventa pilotes en la vertiente oeste de Pui Pinos. "Restan unos pocos todavía por rellenar", señala el alcalde de Alcañiz, que localiza esa inyección pendiente en un entorno donde han aparecido algunos restos arqueológicos, en la parte superior del cerro entre el Cuartelillo y el Cantón Castillo.
Una vez concluya esta labor, la actuación quedará a la espera simplemente de ubicar la última pantalla protectora que encofrará las aberturas de los pilotes y terminará de sostener la falda del montículo.
Iniciadas hace ya año y medio, las obras de refuerzo del cerro Pui Pinos obligaron a cortar el Corcho durante ocho meses, hasta abril del año pasado, para vaciar el material del propio cerro que se removió durante el deslizamiento por la tormenta de 2022. Una intensa ventisca de unos veinte minutos, con agua, granizo y un tornado ocasionaba a principios de ese verano desperfectos de diversa consideración en numerosos lugares de Alcañiz, entre ellos nuevas afecciones en la ladera del cerro que ya había caído cinco años atrás arrasando varias casas pero si causar daños personales.
Esta limpieza y desescombro extrajo un total de 41.000 metros cúbicos de material inestable, sustituido por cemento inyectado dentro de la montaña y aterrazado exterior. Y permitió dibujar un vial diáfano paralelo a Muro de Santiago para abrir un espacio de trabajo y ser aprovechado para la reurbanización posterior.
Desde abril del año pasado, una vez concluido el vaciamiento, se viene llevando a cabo la perforación de los pilotes y la inyección del hormigón dentro del montículo, proceso completado a cerca del 90% y que tendrá continuidad con el cierre final de la estructura que los proyectistas están diseñando en estas fechas.
Así concluirán estos dos años de intervención de emergencia, más de cinco millones de euros de inversión en su mayor parte costeada con cargo al Fondo de Inversiones de Teruel. Deficiencias en la redacción del proyecto de posterior urbanización han obligado al Ayuntamiento a revocarlo e iniciar un procedimiento de lesividad, con lo que el futuro de Pui Pinos y del vial esbozado ha de volver a escribirse.
Restos arqueológicos
Con, además, un matiz añadido. Durante la ejecución de los pilotes, en la pasada primavera, aparecieron diversos restos arqueológicos bajo el Cuartelillo; restos de edificaciones, inmuebles y estructuras de construcción humana de los siglos XV, XVI y XVII, vestigios históricos del Alcañiz medieval intramuros que están obligando a una convivencia cotidiana entre los técnicos de la obra de emergencia y los estudiosos de Patrimonio del Gobierno de Aragón.
Se han descubierto estructuras humanas aterrazadas, paredes y muros, algún resto móvil como azulejos y monedas. Son meses de una doble labor coordinada, que está extendiendo en el tiempo unas obras cuya finalización estaba prevista para finales del año pasado, pero que se retrasará al menos hasta este próximo verano.
