Teruel

Levantar una ermita en el siglo XXI, el último desafío de dos pueblos de Teruel

Los vecinos de Valmuel y Puigmoreno construyen con sus propias manos un santuario, un edificio que no se contempló en la creación de estos núcleos agrícolas de colonización en 1958

Vecinos de Valmuel y Puigmoreno, trabajando en la construcción de la futura ermita.
Vecinos de Valmuel y Puigmoreno, trabajando en la construcción de la futura ermita.
Heraldo

Los vecinos de Valmuel y Puigmoreno están levantando con sus propias manos una ermita. Quieren dar respuesta a una vieja aspiración de estos dos pueblos de colonización agrícola situados a pocos kilómetros de Alcañiz. En su creación en 1958 fueron dotados de iglesia, consultorio médico, ayuntamiento, escuelas y club social, entre otras infraestructuras, pero no de un altar al que acudir en romería y disfrutar de una jornada de convivencia que refuerce su identidad cultural.

Así lo explica Jesús Lahoz, vecino de Valmuel y uno de los más de 20 ‘albañiles’ que participa de forma altruista en la construcción de la ermita. "Tenemos mucha ilusión; queremos juntarnos todos una vez al año en un lugar que sintamos como nuestro y en el que podamos celebrar una fiesta, como hacen otros pueblos", señala.

Acostumbrados a superar retos, como los que sus ascendientes y ellos mismos han tenido que asumir para transformar en un vergel el árido secano que encontraron hace 65 años, construir el santuario se ha convertido en el último desafío de los 600 habitantes de Valmuel y Puigmoreno.

Las obras han comenzado por el acondicionamiento de una zona de recreo con bancos y mesas.
Las obras han comenzado por el acondicionamiento de una zona de recreo con bancos y mesas.
Heraldo

Las obras comenzaron hace dos años, tras otros tres de trámites para conseguir los permisos. La ermita ocupará unos terrenos cedidos por la Sociedad Ganadera de Alcañiz a medio camino entre Valmuel y Puigmoreno, con agua cerca y resguardados del viento.

"Hay mucha gente que se sorprende de que en pleno siglo XXI estemos construyendo una ermita, pero cuando vienen y ven las obras, que servirán para que juntos pasemos un rato agradable, lo comprenden", explica Lahoz.

Los trabajos han comenzado con el acondicionamiento de la zona de recreo que rodeará al santuario, con grandes mesas y bancos para merendar. Aún no han decidido qué forma dar a la ermita, pero no descartan erigir tan solo un monolito y librarse así del costoso mantenimiento de una capilla con paredes y tejado.

La Asociación Cultural de Valmuel y Puigmoreno financia la construcción y para ello no ha dudado en vender participaciones de lotería. Por su parte, empresas de la zona y el propio Ayuntamiento de Alcañiz han empezado a donar materiales para que el santuario pueda estrenarse cuanto antes.

La ermita estará dedicada a la Virgen del Agua. "Barajamos muchas advocaciones, pero concluimos que este terreno en el que vivimos era monte y se convirtió en huerta gracias al agua, por eso daremos protagonismo a este elemento natural", subraya Lahoz.

Los voluntarios que participan en la construcción, todos agricultores de profesión, calculan que la ermita, que tendrá el privilegio de ser la más moderna de la provincia turolense, no estará acabada antes de tres o cuatro años.

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