La Audiencia Provincial de Teruel ha condenado a tres años de prisión a Julián Andrés M. P., de 23 años, por la puñalada que asestó en el tórax a otro joven sobre las 6.30 del 8 de diciembre de 2022 en la Zona, un barrio de la capital turolense que concentra bares de copas. 

La agresión casi le cuesta la vida a la víctima, pues el arma –no se sabe si fue un destornillador o un cuchillo porque no ha sido encontrada– le produjo una herida a escasa distancia de la vena aorta. El rápido traslado del herido al hospital Obispo Polanco evitó un desenlace peor.

El tribunal estima que Julián Andrés M. P., de nacionalidad colombiana, es autor de un delito de homicidio en grado de tentativa. En la sentencia, hecha pública este jueves, se considera probado que el acusado, que iba de copiloto en un coche conducido por otra persona, aguardó dentro del vehículo parado, con la ventanilla bajada y el arma preparada, a que pasara la víctima para agredirle, pues de otro modo no se entendería la inmediatez con que el procesado respondió al primer golpe que el agredido le propinó en la cabeza al llegar a la altura del coche. 

Las cámaras de seguridad de un establecimiento cercano grabaron el suceso. Los jueces consideran inconsistentes las razones climáticas que alegó el acusado en el juicio, celebrado el pasado mes de mayo, para justificar que la ventanilla estaba bajada, pues en diciembre hace mucho frío en Teruel.

El enfrentamiento entre ambos había surgido un rato antes, cuando el retrovisor del coche en el que circulaban por la Zona el acusado y un amigo rozó a la víctima en un punto estrecho de la calle Abadía, lo que provocó que esta última golpeara con la mano el turismo y que, a continuación, Julián Andrés M. P. bajara del coche y se enzarzara en una pelea con el peatón.

El fallo, que aún puede ser apelado, sustituye la pena de tres años de cárcel por la expulsión del territorio español durante seis años. Además, obliga al procesado a indemnizar a la víctima con más de 7.200 euros. 

La condena tiene en cuenta la atenuante de reparación del daño, pues el acusado consignó de manera anticipada en el Juzgado una cantidad de dinero para compensar al agredido. El documento valora también que el procesado confesó los hechos pocas horas después a un agente de la Policía Nacional.