El derribo de casas adosadas a la Bombardera descubre un tramo de la primitiva muralla

La demolición de dos inmuebles anejos a la torre deja visible un paño de siete metros de la fortificación.

Los derribos han dejado visible un paño de la muralla original a la derecha de la Bombardera.
Los derribos han dejado visible un paño de la muralla original a la derecha de la Bombardera.
A. G./B.

La demolición de dos casas deshabitadas anejas al torreón de la Bombardera ha liberado esta fortificación y, además, ha dejado visible un tramo contiguo de la primitiva muralla que rodeaba a la ciudad. Los trabajos de derribo, efectuados por la empresa Carpetania Integra, han dejado al descubierto un paño de siete metros del muro levantado para proteger Teruel a finales del siglo XII, caracterizado por la técnica constructiva utilizada, el tapial.

Los trabajos de derribo, prácticamente acabados, forman parte del proyecto de restauración que continúa la recuperación de la muralla y los torreones comprendidos entre el portal de la Traición y el torreón de la Bombardera. La intervención incluye la adecuación para que este sector de la fortificación sea visitable, prolongando así el recorrido que ya se puede hacer desde la calle San Miguel hasta el torreón del Agua, punto de entronque con el acueducto de Los Arcos.

La restauración, financiada con cargo al 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento, tiene un presupuesto de 242.332 euros. La finalización de las obras, que incluyen también la recuperación de un tramo de la traída de aguas renacentista, está prevista para el próximo mes de julio. Suponen la continuidad del proyecto llevado a cabo para consolidar el paño de muralla levantado durante las guerras carlistas, uno de los mas deteriorados de la ciudad y que amenazaba con derrumbarse.

La fase en ejecución, además de restaurar la Bombardera y hacerla visitable, permitirá acondicionar un paseo por el adarve del tramo carlista. De este modo, el recorrido actual por 50 metros de fortificación se alargará hasta 100. El proyecto, redactado por el arquitecto José Ángel Gil, incluye la reconstrucción de los forjados que dividían la torre en varios pisos y las escaleras para intercomunicarlos.

Las edificaciones demolidas, que estaban en mal estado de conservación, fueron adquiridas por el Ayuntamiento con el objetivo de eliminarlas para que el monumento medieval quedará liberado de los obstáculos que dificultaban su contemplación.

La anterior fase de intervención en la Bombardera consistió en la restauración de los muros exteriores al mismo tiempo que se reconstruía el contiguo sector carlista. Las obras destaparon la existencia de una antigua puerta de acceso al torreón rematada por un arco apuntado.

El acceso original

José Ángel Gil explicó que la puerta gótica del baluarte se recuperará íntegramente, aunque quedará cegada y no servirá de acceso porque queda por debajo del nivel de la plaza de la Bombardera. Gil señaló que una futura reurbanización de este espacio urbano, actualmente muy degradado, permitiría rebajar el nivel del firme y reabrir el arco de acceso como entrada principal a la torre.

El arqueólogo Javier Ibáñez, experto en la muralla de Teruel, recordó que la torre de la Bombardera se levantó en el siglo XV y se incrustó en la primitiva muralla del siglo XII, cuyos restos acaban de aflorar. Ibáñez añadió que, probablemente, el torreón que ahora se restaura sustituyó a una torre más antigua.

Señaló también que el actual aspecto de la Bombardera se aleja notablemente de su imagen inicial. Indicó que a mediados del siglo XX fue objeto de una restauración que alteró sensiblemente algunos de los elementos originales, como el remate de tapial de yeso, que fue sustituido por las actuales almenas de piedra, y las troneras abiertas en los muros, que fueron cegadas.

El arqueólogo señaló que, aunque el paño de muralla de tapial oculto por las casas era conocido porque era visible desde un pequeño patio interior, hasta que se ha completado la demolición de los edificios anejos ha permanecido oculto a los ojos de los vecinos. La eliminación de las edificaciones pegadas y la retirada del enlucido de yeso que cubría la tapia original dejan al descubierto la obra levantada en el siglo XII como primera defensa de la ciudad tras la Reconquista.

La intervención en la muralla comprendida entre el portal de la Traición y la Bombardera pretende generar un atractivo turístico más en la ciudad, que incluye la fortificación medieval con sus torreones y su conexión con la traída de aguas renacentista de Los Arcos.

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