Proponen que Valencia contribuya con dinero a cuidar los bosques turolenses

Grupos ecologistas defienden que la provincia en la que nacen los ríos levantinos reciba ayudas ambientales

El parque de las Arcillas de Teruel, repoblado con pinos.
Proponen que Valencia contribuya con dinero a cuidar los bosques turolenses
Antonio García/Bykofoto

La Comunidad Valenciana debería contribuir económicamente a la conservación de los bosques de Teruel, al ser este el lugar en el que nacen los ríos levantinos. Más si cabe, teniendo en cuenta que, si nadie lo remedia, la provincia va a tener que sacrificar en favor del medio ambiente la central térmica de Andorra, uno de sus mayores centros de empleo al que se ha puesto como fecha de cierre el año 2020.

Esta es la tesis que defiende el Observatorio de la Sostenibilidad (OS), una oenegé vinculada a la Universidad Politécnica de Madrid y a Greenpeace, y a la que se ha sumado el grupo Ecologistas en Acción Otus-Teruel. Ambos sostienen que la importancia de los bosques turolenses para la salud de los ríos de la Comunidad Valenciana es tal que esta debe implicarse de lleno en el cuidado de la masa forestal, financiando todas aquellas actuaciones tendentes a evitar desbordamientos de los cauces y a garantizar un caudal idóneo, algo que se consigue protegiendo el monte en el que surgen las fuentes de agua.

Entre esas intervenciones, el OS incluye el apoyo al pastoreo extensivo, el control del matorral, el aumento de la biodiversidad, la reforestación con especies autóctonas, la eliminación de plagas como la procesionaria, la aplicación de medidas contra los incendios y la conservación de los bosques más antiguos, así como actuaciones para adaptar la vegetación y los suelos al cambio climático.

Según explica el director del OS, Fernando Prieto, el ‘pago por servicios ambientales’, como se denomina a la colaboración entre distintos territorios para la conservación de un paraje de interés común, ya se ha puesto en práctica en otros países con buenos resultados, como ha ocurrido en Costa Rica en defensa de la selva tropical.

"Valencia tiene agua gracias a los bosques de Teruel y esa es una circunstancia que esta provincia tiene que hacer valer, sobre todo en estos momentos en los que su futuro se tambalea por la amenaza de cierre de la térmica de Andorra sin que se haya creado empleo alternativo", afirma Prieto.

Por su parte, el portavoz de Ecologistas en Acción Otus-Teruel, Nicolás Ferrer, destaca que las inundaciones que históricamente ha sufrido Valencia se han debido en muchas ocasiones a la deforestación del entorno de la cabecera de los ríos. "Si Valencia quiere tener agua de calidad y que sus ríos estén en buenas condiciones, tendrá que cuidar los bosques", subraya Ferrer. Para este conservacionista, la alianza entre Aragón y Valencia para la protección de la naturaleza es tan "sencilla" como la que ya existe entre ambas comunidades autónomas vecinas para reivindicar la modernización del tren.

El río Turia, resultado de la confluencia del Guadalaviar y el Alfambra, nace en las sierras turolenses de Albarracín y Alfambra. Asimismo, el Mijares se origina en la Sierra de Gúdar, el Cabriel en los Montes Universales y el Júcar en la Serranía de Cuenca, limítrofe con los montes turolenses. También el Tajo nace en los Montes Universales, si bien sus aguas discurren hacia Castilla-La Mancha.

La asociación ecologista turolense considera que son los respectivos gobiernos autonómicos de Aragón y Valencia junto con la Confederación Hidrográfica del Júcar quienes deberían sentarse a hablar del tema y tiene previsto en próximas fechas analizar la situación en busca de soluciones para mejorar los bosques de Teruel.

El arbolado disminuye

La demanda de OS y Ecologistas en Acción viene respaldada por un estudio elaborado por la primera de estas organizaciones en el que se alerta del retroceso de la superficie boscosa que pueden sufrir las sierras de Gúdar-Javalambre y Albarracín debido al calentamiento global por el aumento de las emisiones de efecto invernadero procedentes de empresas. El trabajo advierte de que, de hecho, en la actualidad, las precipitaciones y la capacidad de retención de agua en la Sierra de Javalambre son muy inferiores a lo que fueron antaño y subraya que la mayor extensión y mejor conservación de las masas forestales de Gúdar minimizarían la distorsión del ciclo hidrológico.

El informe indica que, junto con los Pirineos, la Sierra de Gúdar-Javalambre será la zona de Aragón que más incremento de temperaturas máximas y mínimas experimente a lo largo del siglo XXI. Ello, unido a periodos de sequía, afectará negativamente a sectores económicos que están funcionando muy bien, como el de la nieve o el cultivo de la trufa.


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