Diego Hernández: "En Teruel no vendemos humo; lo que tenemos merece la pena"

Tras 25 años como guía, es uno de los mejores conocedores de la torre de El Salvador, una joya mudéjar por la que han pasado medio millón de visitantes.

Diego Hernández con la torre mudéjar al fondo.
Diego Hernández con la torre mudéjar al fondo.
Jorge Escudero

La torre mudéjar de El Salvador de Teruel cumple 25 años de apertura al público, los mismos que usted como guía de este monumento. Conocerá la torre como su propia casa.

La verdad es que sí. Llevo aquí más de media vida. Sé de cada rincón, aunque me falta conocer las almenas. Ahora que se está restaurando la cerámica exterior con trabajos verticales, aprovecharé para subir hasta allí.

¿No habrá fantasmas? ¿Ha visto u oído algo extraño en sus muchas horas de estancia? En 600 años desde que se construyó han debido de ocurrir muchas cosas.

Pues ha pasado mucha gente en estos 25 años, medio millón de personas, y entre ellas hay quien dice que ha visto cosas, sangre donde se supone que ha habido muerte. Ha venido gente muy peculiar, con gran sensibilidad, que ha subido de noche, de madrugada o al amanecer a hacer fotos. Tuvimos el caso de una chica muy convencida de ser la reencarnación de Zoraida, la princesa árabe de la leyenda. Se pasaba horas en la torre y decía tener unas sensaciones increíbles.

Vaya, pensaba preguntarle si la leyenda de que la torre fue construida por un arquitecto en competición con el autor de la torre de San Martín, porque ambos se disputaban el amor de Zoraida, tiene algún punto de realidad.

Sí, sí. Pues ahí está la prueba, ¡ja, ja! Como dicen los historiadores, esta torre es un poco posterior a la de San Martín; se nos cae la leyenda, pero es lo que contamos a la gente y le gusta. Algo habrá.

¿Qué parte de la visita recomienda no perderse?

El campanario, sin duda. Hay quien vacila sobre subir o no hasta arriba y yo le animo a que lo haga porque vale la pena. Las vistas de la ciudad desde allí, a través de los vanos de arcos apuntados, son únicas, algo especial.

Ciento veintidós escalones, solo apta para gente en forma. ¿Qué tal un ascensor?

Los visitantes me lo preguntan a diario, pero es inviable en una torre del siglo XIV declarada patrimonio de la humanidad. No podemos pensar en tocar nada, ni poner un clavo en una pared, y mucho menos un ascensor. Son escaleras que se suben con facilidad, con tramos de pasillo y salas en las que se descansa. Muy pocos han dejado de subir por esas barreras arquitectónicas.

Para celebrar el cumpleaños, han traducido a cinco idiomas toda la información. ¿Crece el número de visitantes de otros países?

Sí, ha habido un gran aumento y nos solicitaban este cambio. Algunos nos sacaban los colores diciendo que si es patrimonio de la humanidad los paneles debían estar en varios idiomas. Al principio recibíamos un 1% de visitas internacionales, ahora son el 12% y va en aumento.

¿La torre es conocida fuera de España?

Las redes sociales nos ayudan. En el Tripadvisor somos el número uno en cosas que ver en Teruel y estamos ahí por las opiniones de la gente.

¿Por delante de Dinópolis, incluso?

Sí, sí. Y del Mausoleo de los Amantes.

Se van a enfadar.

Bueno, es un monumento pequeño con una entrada muy económica. Es más fácil quedar satisfecho aquí que en donde se paga un poco más y la gente se crea otras expectativas.

Y han añadido paneles con información sobre la Batalla de Teruel, que sigue despertando interés histórico 80 años después.

Sí, también lo demandaba la gente. Los visitantes preguntaban por el tema continuamente.

Sueñe un poco. ¿Qué necesita Teruel para seguir creciendo en turistas?

Nos faltan comunicaciones. Estamos a un paso del aeropuerto de Valencia, con gran movimiento internacional, pero el viaje en tren son dos horas y tres cuartos. Nadie sube a Teruel para pasar el día. Doblaríamos en visitantes. No vendemos humo, lo que tenemos es algo que merece la pena.

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