Derroche de belleza y emoción a toque de tambor

Miles de espectadores llenan el centro de la ciudad para ver la procesión del Jueves Santo.

El Cristo del Amor llega a la plaza de la Marquesa llevado a hombros por cofrades.
El Cristo del Amor llega a la plaza de la Marquesa llevado a hombros por cofrades.
Antonio García/Bykofoto

Las calles del centro histórico de Teruel, repletas de turistas, fueron este jueves el escenario de la procesión general de Jueves Santo, un desfile religioso que derrocha belleza y emoción, con nueve pasos, uno de ellos de 2.500 kilos de peso que es llevado a hombros por 55 costaleros, y con la participación de 3.500 cofrades.

El buen tiempo y la creciente admiración por la tradición semanasantista de la capital turolense hicieron que miles de personas salieran al paso de la procesión, que tiene que serpentear entre la calle de Yagüe de Salas, la plaza de la Catedral, la plaza del Torico y la calle de San Juan, para evitar que la cabecera coincida con el final, dada la longitud del desfile.

La procesión recoge en imágenes la pasión de Cristo, desde su entrada en Jerusalén hasta su crucifixión pasando por el calvario y por el dolor de la Virgen María. Cada una de las cofradías acompaña el paso correspondiente exhibiendo sus toques de tambor, lo que confiere una gran fuerza al acto religioso.

La magnitud de algunas de las imágenes es tal que apenas pueden pasar por las estrechas calles del centro de Teruel. Así ocurría este jueves con la de Jesús Atado a la Columna, cuyos costaleros tuvieron que andar con mucho tiento en la esquina del Museo Provincial con la calle de Rubio para que el paso procesional no resultara dañado en algún roce con las paredes de las casas.

Una de las imágenes que más emoción despertaba a su paso fue la de la Dolorosa, vestida con un manto de terciopelo púrpura bordado con hilos de oro e iluminada con una veintena de candelabros de plata. Más de mil kilos pesa esta peana, que es transportada a hombros durante todo el recorrido por 45 mujeres. Igualmente fue muy admirado el Jesús Nazareno, sobre un tupido manto de claveles rojos.

Cerraba el desfile –de más de tres horas de duración– el Cristo del Amor, entre cofrades con hábito blanco y morado de la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro y Santísimo Cristo del Amor, cuya fundación se remonta al siglo XV.

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