El Museo restaura su principal "joya", los mosaicos de Calanda
Los trabajos de mejora de los restos romanos se realizan por primera vez en las instalaciones de cara al público.
El Museo de Teruel acoge por primera vez la restauración in situ de una de sus piezas, sus mosaicos más emblemáticos. Desde ayer, todos los visitantes que se acerquen a este centro podrán ver cómo el equipo de Pilar Punter, la restauradora del centro, trabaja en la mejora de los mosaicos de Calanda, ubicados en la cuarta planta del edificio. Las piezas, denominadas como las "joyas de la colección", tienen dos mil años de antigüedad y son unos restos "muy singulares a nivel de la provincia turolense", según afirmó Punter.
La zona que se va a tratar corresponde a tres estancias de una antigua casa romana, unos restos que se encontraron a mediados de los años sesenta en el camino de la Vega de Albalate, un municipio aledaño a Calanda. "La conservación de los numerosos restos que alberga el museo es tan importante como las nuevas propuestas", expuso el vicepresidente de la Diputación Provincial de Teruel, Joaquín Juste.
La decisión de iniciar las renovaciones de los mosaicos se tomó al detectarse un deterioro en las piezas, que ya habían sido reintegradas anteriormente con un proceso que actualmente no sería válido, según explicó el director del Museo, Jaime Vicente. Ante esta necesidad de mejora, se planteó este proyecto de recuperación, que tendrá una duración de dos meses y medio y una inversión de 35.000 euros.
Las principales actuaciones de la iniciativa son la mejora de la estructura sustentante, ya que las piezas se encuentran a dos niveles; la recuperación de la policromía afectada tras realizar la limpieza de una serie de catas han salido a la luz colores que no se percibían; la renovación de las protecciones con materiales nuevos y, por último, el replanteamiento de las lagunas (las partes faltantes del mosaico), pendientes del análisis de las teselas y del material de unión de las mismas, el mortero.
