La sequía genera problemas en campamentos juveniles y en el sector agrícola

Los bomberos tienen que llevar agua a dos cámpines en Guadalaviar y Orihuela. El embalse que abastece a la capital está a un tercio de su capacidad.

En Bello, la contaminación del agua con nitratos obliga a los 250 vecinos a llenar garrafas de un único grifo –en la foto, tomada en julio del año pasado– que ofrece abastecimiento de calidad gracias a una máquina desnitrificadora. Este es el segundo verano que la población sufre esta carestía de agua.
En Bello, la contaminación del agua con nitratos obliga a los 250 vecinos a llenar garrafas de un único grifo –en la foto, tomada en julio del año pasado– que ofrece abastecimiento de calidad gracias a una máquina desnitrificadora. Este es el segundo vera
Jorge Escudero

Aún no ha empezado, prácticamente, el verano y el agua ya empieza a escasear en algunas zonas de la provincia de Teruel. La falta de lluvias y las elevadas temperaturas que ha traído la última ola de calor están mermando el caudal de los acuíferos mientras que el embalse del Arquillo, que abastece a la capital turolense y su entorno más próximo, se encuentra solo a la tercera parte de su capacidad.

Los bomberos de la Diputación Provincial de Teruel (DPT) han tenido que llevar 25.000 litros de agua a un campamento juvenil de Guadalaviar –en la sierra de Albarracín– al que acudirán 70 niños durante la segunda quincena de julio y 120 en las primeras dos semanas de agosto. Según explicó el alcalde de la localidad, Rufo Soriano, los manantiales de la zona están "muy pobres" y, en consecuencia, el depósito que abastece al campin –situado en la Vega del Tajo– se llena con dificultad.

Soriano destacó que también el ganado que pasta en el monte comienza a necesitar agua. "Salimos de un invierno muy seco y no llueve; los abrevaderos tienen poca agua", afirmó. El alcalde de Guadalaviar indicó que, por si fuera poco, el depósito del que se nutren los abrevaderos y que sirve a la vez como remanente de agua para posibles casos de incendio forestal, tiene fugas. El regidor señaló que esta balsa, que se llena igualmente con el caudal de un manantial subterráneo, tiene rota una de las tuberías de conducción de agua, lo que supone pérdidas muy valiosas en esta época de sequía.

Ayer, los bomberos de la DPT también tuvieron que llevar agua a un campamento en Orihuela del Tremedal en el que estos días disfrutan de la naturaleza 185 niños procedentes de Valencia. Fuentes municipales informaron de que el depósito de abastecimiento de esta zona de acampada "se ha quedado sin agua". Aclararon, no obstante, que este campin acoge a más gente de la prevista inicialmente, lo que se ha traducido en un mayor consumo de agua.

Desde el Ayuntamiento de Orihuela del Tremedal mostraron su confianza en que la aportación de los bomberos permitirá que el manantial que suministra agua al campamento a través de un depósito "se vaya recuperando", de forma que en pocos días ya no sea precisa la ayuda del equipo de bomberos.

En la capital turolense, el embalse del Arquillo, que abastece a la población y sirve para regar los cultivos del entorno, se encuentra a un tercio de su capacidad, con apenas 7 hectómetros de agua. El presidente de la Comunidad de Regantes de Teruel, Manuel Gómez, expresó ayer su preocupación por las escasas reservas de agua del pantano, que ponen en peligro el cultivo del maíz, ahora en plena campaña de riego.

"A ver si llegamos a agosto"

"A ver si podemos aguantar con el agua que hay hasta agosto", dijo el presidente de los regantes, quien recordó que el verano pasado por estas fechas el Arquillo tenía más reservas, pues se encontraba al 50% de su capacidad gracias a la lluvia que dejaron una serie de tormentas.

En Bello, una localidad de 250 vecinos en la comarca del Jiloca, el problema no viene por la falta de agua sino por la contaminación de la misma con nitratos, pero el resultado es el mismo. Sus habitantes afrontan el segundo verano con un único grifo de agua potable para todo el pueblo. Está situado en la fachada de la casa del médico y gracias a una máquina desnitrificadora, ofrece agua de calidad. La población tiene que llenar garrafas y llevárselas a su casa, una labor que se convierte en agotadora en agosto, cuando Bello está lleno de veraneantes.

"Estamos mal, muy mal. Bello en verano está repleto de críos y en cada casa se juntan 10 o 15 personas entre hijos y nietos", explicaba una vecina, María García. La mujer contó que muchas personas optan por desplazarse a Calamocha –en Bello no hay tienda de alimentación– y comprar allí botellas de agua en cantidad.

El alcalde de la localidad, Jaime Barrado, anunció, no obstante, que la nueva conducción de agua desde un pozo con agua de calidad se construye a buen ritmo y que en septiembre podría estar resuelto el problema.

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